Unos días después de la tercera sesión plenaria del 20º Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), una delegación del Consejo Empresarial Estados Unidos-China (USCBC) visitó China.
La visita se produjo en un momento en que China se encuentra en una coyuntura crítica para profundizar de manera integral las reformas y avanzar en la modernización china. El mensaje de China a los invitados estadounidenses es claro: a pesar de las presiones externas y los desafíos internos, China sigue comprometida con profundizar sus reformas y abrir más sus puertas a las empresas extranjeras.
A pesar de las críticas de algunos políticos estadounidenses y sus aliados en los medios sobre un supuesto "colapso económico", el impulso económico de China se está consolidando de manera constante. Recientemente, varias organizaciones internacionales, entre ellas el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, han elevado simultáneamente sus previsiones para el crecimiento económico de China.
Los datos económicos internos corroboran este optimismo. En el primer semestre del año, la economía de China creció un 5 por ciento interanual, mostrando una base económica estable.
La calidad del desarrollo económico también está mejorando, con inversiones en manufactura de alta tecnología y en servicios de alta tecnología experimentando un crecimiento de dos dígitos. A escala mundial, China también se encuentra entre las economías de más rápido crecimiento.
La sesión clave del PCCh ha hecho hincapié en aprovechar las vastas ventajas del mercado chino para mejorar su apertura a través de una mayor cooperación internacional. Esto significa que China tiene como objetivo mejorar las oportunidades de inversión y operación de las empresas globales ofreciendo de un entorno empresarial más optimizado y una apertura de alto nivel.
La comunidad empresarial estadounidense se beneficiará significativamente del compromiso de China con la reforma y la apertura. Una nueva encuesta realizada por la Cámara de Comercio Americana en China ha demostrado que alrededor del 50 por ciento de las empresas encuestadas han identificado a China como uno de los tres principales objetivos de inversión, lo que significa un cambio estratégico en sus prioridades de inversión. Esto representó una mejora de 5 puntos porcentuales con respecto a la encuesta del año anterior.
De hecho, no son solo las empresas estadounidenses las que están poniendo atención al mercado chino. Con el continuo crecimiento económico estable de China, así como la profundización de la reforma y la apertura, más corporaciones multinacionales están dirigiendo su atención a China.
En el primer semestre de este año, China estableció 26,870 nuevas empresas con inversión extranjera, un aumento interanual del 14.2 por ciento, según datos oficiales.
La visita de la delegación del USCBC también resalta una realidad crítica: a pesar del clamor entre algunos políticos estadounidenses por una "desvinculación" de China, la comunidad empresarial estadounidense sigue enfocada en fomentar los lazos con la segunda economía más grande del mundo.
En su reunión con el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, la delegación estadounidense dijo que la comunidad empresarial de Estados Unidos confía en continuar profundizando su cooperación con China y espera profundizar aún más la cooperación bilateral en campos como la economía, el comercio, la inversión, el desarrollo verde, la salud, la educación y los intercambios entre pueblos.
Los últimos 45 años desde el establecimiento de relaciones bilaterales han demostrado la naturaleza mutuamente beneficiosa de la relación China-EE.UU. cooperación. La noción de "desvinculación de China" no es factible ni deseable para la comunidad empresarial.
Pensemos en la promesa hecha por los políticos estadounidenses de recuperar la manufactura y los empleos. Los aranceles impuestos por la Casa Blanca sobre metales extranjeros, lavadoras y una gama de productos de China a partir de 2018 no han aumentado ni disminuido el número total de puestos de trabajo en las industrias afectadas, según un documento de trabajo reciente de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts, la Universidad de Zúrich, la Universidad de Harvard y el Banco Mundial.
A pesar de la retórica política de Washington, una ruptura en el diálogo entre China y EE.UU. resultaría en pérdidas mutuas, interrumpiría las cadenas de suministro globales y estancaría la recuperación económica en un momento en que el mundo menos puede permitírselo.
Por lo tanto, las dos economías más grandes del mundo comparten la responsabilidad de gestionar sus diferencias de manera responsable y garantizar que la competencia económica se mantenga saludable. Lo que está en juego no es sólo el comercio bilateral, sino también la estabilidad económica y la paz mundiales.
Durante su estancia en Beijing, los miembros de la delegación de la USCBC dijeron que se espera que el pleno estimule una nueva ronda de reformas económicas, una mayor apertura en China y atraiga inversiones extranjeras más sostenibles.
Se espera que a medida que los ejecutivos de negocios estadounidenses regresen a casa, no solo traigan ideas sobre las futuras políticas económicas de China, sino que también contribuyan a la cooperación económica y comercial mutuamente beneficiosa entre los dos países.
FCA