Con una prosa corporal y obsesiva, Laura Sbdar narra en el cuento ‘Deja que corra el animal’
el retorno de un hijo marcado por la violencia originaria y la locura materna.
La diversidad nunca fue una amenaza real para mantenernos unidos; lo son la desigualdad, el empleo precario y el empobrecimiento de las redes de colaboración.