La pandemia por covid-19 sin duda afectó en todos los sectores económicos, siendo uno de ellos el educativo, en la que docentes tuvieron que adaptarse al trabajo a distancia, a buscar sus propias herramientas para continuar con su labor educativa, convirtiéndose en un desafío lo que para algunos significó trastorno del sueño, ansiedad y estrés.
La UNESCO presentó un informe en el que identifica el estrés entre el personal docente como una de las consecuencias adversas del cierre de escuelas. Juan Eusebio Valdés Villalobos, psicólogo clínico, relata que antes de la pandemia a la consulta asistían aproximadamente dos de 10 maestros, hoy van cuatro.
"La principal razón por la que asisten a consulta es por presentar trastornos del sueño y estrés crónico, que se caracteriza por existir un cansancio mental prolongado". Explica que debido a los cambios como el salir del aula y llevar el trabajo a casa, el tener que adecuar el espacio, y en algunas ocasiones no contar con las herramientas necesaria para dar clases en línea, fueron situaciones que generaron también alternaciones en el sueño.
Valdés Villalobos afirma que, luego de estar adaptados a las clases a distancia, llega el cambio a sistema híbrido, lo cual también les generó otro momento de estrés, de confusión y readaptación, "se vuelven a quejar con síntomas de ansiedad. Hubo maestros que vivieron la pérdida de un familiar, incluso la pérdida de la salud, entonces se presenta el estrés acompañado de ansiedad ".
Ante la pérdida, el miedo
Laura Morán es maestra de preescolar, en septiembre de 2021 enfermó de covid-19 y como consecuencia su esposo falleció, "estar lidiando con la enfermedad y la pérdida fue muy difícil. El tener que regresar a trabajar era algo necesario, pero fue muy triste porque sentí faltó apoyo, nunca me preguntaron cómo me sentía, si presentaba secuelas, por iniciativa propia me realicé la prueba para saber si era negativa y asistir sin miedo de contagiar a alguien".
Con voz entrecortada, menciona que entre las secuelas físicas hay un cansancio constante, "sufrí rechazo de parte de las compañeras porque ellas también tienen familia que se puede enfermar, para poder continuar busqué apoyo psicológico y me queda claro que esta enfermedad es muy cara, que debemos cuidarnos, entendí que no se puede vivir con el miedo de que me puede volver a tocar y que es necesaria la protección y orientación ante situaciones como la que viví".
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Por su parte la maestra Dalia Pérez, subdirectora académica en Torreón recuerda que al principio de la pandemia fue muy difícil la situación, ya que al ser una persona muy activa sintió mucha ansiedad y estrés al no poder realizar sus actividades. "En esta última etapa hay frustración, porque a pesar de que existen mejores condiciones para que los alumnos se incorporen al trabajo, hay familias que están en una situación delicada en cuanto a salud o economía".
Recalca que la profesión ha sido revalorada, "estamos en el proceso de aprender en esta nueva dinámica y se ve reflejado en el día a día para tratar de hacer las cosas mejor".
Finalmente Eusebio Valdés recomienda a quienes están pasando por situaciones difíciles, aceptar que se está teniendo un año muy complicado, y buscar herramientas para poder solventar y superar la situación, así como contar con el apoyo de un experto en la salud mental.