El tiempo de jugar y de convivir entre padres e hijos puede llegar a ser muy corto, según la Secretaría de Educación Pública, en el texto El arte y el juego: acompañantes para una crianza amorosa, explica que cuanto más complejos son los juguetes, menos útiles son para invitar a la imaginación.
En el texto se explica que mientras más juguetes tienen los niños, menos se entusiasman con un juguete hasta dominarlo o hasta buscar y encontrar infinitas posibilidades de juego. Si el juguete no permite que el niño produzca una transformación, deja de ser significativo y rápidamente pierde su valor.
Cuántas veces no escuchamos que los niños pueden pasar gran rato disfrutando con una caja de cartón que se convierte en un avión, o que con calcetines pueden llegar a crear títeres, sábanas y sillas que se transforman en una cabaña, se trata de objetos que cobran vida con la imaginación infantil.
Por otra parte, están también los materiales desestructurados que los niños pueden manipular, experimentar distintas sensaciones y desarrollar su creatividad, por ejemplo: agua, arena, barro, arroz, frijol, masa, pinturas, entre otros, ofrecen un mundo de posibilidades para la creatividad y el desarrollo de la percepción sensorial.
Es por ello que la SEP comparte algunos juegos muy fáciles de realizar y que los niños suelen disfrutar con gran atención, así como juegos de manos ideales para los bebés que están aprendiendo a concentrar la mirada y descubriendo sus propias manos.
También puedan pasar el tiempo simulando que cocinan un pastel de manzana hecho con hojas; se puede simular que ponen en un traste, los ingredientes, lo meten al horno, esperan un poquito, luego lo sacan, lo sirven a la mesa y lo comen.
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Cuidar una muñeca o proteger y dar de comer a animales y mascotas son actividades que invitan a las emociones de cuidado y protección que son fundamentales en los niños. Además, al exponer estos sentimientos en el juego se desarrolla la empatía.
Jugar al escondite para los bebés que están aprendiendo a separarse de la mamá o de papá y necesitan explorar simbólicamente de qué se trata esa experiencia. Las telas y trapitos son ideales para este tipo de juegos.
Otro juego puede ser de recolección, como por ejemplo juntar piedritas, hojas, flores, ramas de los árboles y con ellas construir, dibujar, moldear. La oportunidad que tienen los pequeños de transformar algo, en horas de emoción y creatividad, los lleva a vivir grandes aventuras y qué mejor si se pueden realizar junto a papá o mamá, generando la convivencia y con ello estrechar lazos que lleven a una comunicación sana.