La mayoría de los planteles educativos se enfocan en explotar la inteligencia de los alumnos, trabajan con la razón y con cuestiones meramente intelectuales, pero dejan de lado el proceso de saber reconocer y manejar las emociones, un punto que bien valdría la pena ser tomado en cuenta por la importancia que tiene en la vida diaria.
Berenice Salinas Macías, psicoterapeuta con experiencia en el psicoanálisis explica que todos los seres humanos cuentan con dos inteligencias. Una que tiene que ver con el Coeficiente Intelectual (CI) -que viene siendo lo racional- y otra que se enfoca en las emociones.
“La segunda se trata de conocer las emociones y saberlas controlar. Hay cuatro principales emociones con las que contamos desde el nacimiento, como base a nivel universal: la ira, el miedo, la tristeza y la alegría”, reitera.
Para la especialista este tipo de inteligencia es muy útil en el contexto académico. Asegura, que un alumno que identifica bien sus emociones, las expresa y las controla, podrá tener un mejor rendimiento, incluso más favorable de aquel que cuenta con alto grado de racionalidad pero que no se sabe expresar.
“Si nos basáramos en las emociones, en lugar de las calificaciones, nuestros niños serían más felices y exitosos. Deberíamos de escucharlos en vez de regañarlos, y preguntarles siempre como se sienten, para que así logren actuar de la mejor manera ante cualquier circunstancia”.
Para Salinas Macías lo ideal es que los padres ayuden a sus hijos desde pequeños a saber identificar bien sus emociones y sobre todo darles pauta a una reflexión del por qué están sintiendo dicha emoción.
Para ello recomienda dos maneras de hacerlo: Calendarizar y explicar emociones: Todos los días antes de comenzar el día, la madre y el padre de familia puede preguntar a su hijo (a) ¿cómo te sientes? Y marcar en el calendario con un dibujo simple, por ejemplo una cara triste, enojada o feliz.
Después indagar en los motivos del sentir de esa emoción, así mismo explicarle que no es malo sentir eso y sobre todo que lo seguirá sintiendo, lo importante es que lo sepa expresar y controlar. Por su parte los padres pueden manifestarle al niño su sentir en diferentes momentos, y darles el ejemplo para saber controlar ese sentimiento.
Entretenimiento adecuado: Debido a su importancia, actualmente existen muchas caricaturas, series y películas que retratan de forma divertida el tema de la Inteligencia Emocional. Es cuestión de elegir el material correcto dependiendo de la edad.
En el artículo “Importancia de la inteligencia emocional: un nuevo reto para la orientación educativa”, escrito por María Luisa Dueñas Buey, se explica que el desarrollo y comprensión de las emociones en los niños es un proceso continuo y gradual de aprendizaje, que va de las emociones simples a las más complejas.
Papel de la Inteligencia emocional en la vida actual
En el texto antes mencionado se explica que la educación emocional surge como una respuesta educativa a una serie de necesidades que se dan en la sociedad actual: ansiedad, depresión, problemas de disciplina, violencia, drogadicción, trastornos de la alimentación y mentales.
Berenice Salinas, enriquece la idea al mencionar que hoy en día es urgente que padres de familia y maestros tomen en cuenta este tema, y comiencen a trabajarlo a la par de cuestiones del aprendizaje intelectual.
“Si a los niños se les enseñara a vivir con emociones y a saberlas expresar, en primer lugar yo creo que la tasa de suicidio no estuviera tan alta. Los divorcios disminuirían y las enfermedades mentales no estarían tan latentes, porque sabríamos expresar nuestras emociones, sobre todo controlarlas”.
AnótaloMaría Luisa Dueñas explica que la educación emocional pretende ayudar a los niños y adolescentes a:• Desarrollar la capacidad de auto motivarse para conseguir una vida personal productiva, y, en definitiva, para auto realizarse.
• Controlar los impulsos y las emociones negativas.
• Conseguir una vida emocional positiva para llegar a una edad adulta serena y fructífera.
• Capacitar a la persona para gestionar sus emociones.
• Desarrollar habilidades sociales e interpersonales en el marco de un desarrollo afectivo y equilibrado.
• Capacitar a la persona para dar un enfoque correcto de los problemas.