Antes era común ver a los jóvenes enamorados frente a frente, saliendo a pasear a los parques, cine, centros comerciales, entre muchos otros espacios públicos. Sin embargo, por las medidas sanitarias de distanciamiento físico para evitar contagios por covid-19, se modificaron las formas de relacionarse y al regresar a la presencialidad, la forma de convivencia cambió.
Celeste Guadalupe Caldera Sánchez, psicoterapeuta Familiar y de Pareja, explica que la forma en que nos relacionamos es como se construyen nuestras cotidianeidades y se expresan afectos. "Los jóvenes tuvieron que dejar la presencialidad y tratar de suplirla por video llamadas y mensajes, esto puede resolver la necesidad de conexión pues cuando en la comunicación que se da a través de medios electrónicos, se recibe retroalimentación inmediata, se genera una sensación de cercanía con el otro, pero valdría la pena analizar la calidad del vínculo".
Recalca que los chicos tuvieron que ser creativos en su manera de expresar los afectos, lo hicieron por medio de envíos de comida, platicas largas en redes sociales, dedicar estados, canciones, videos, hacer TikToks, y aunque algunos rompían el confinamiento para poder verse, sin duda el contacto físico disminuyó.
"Creo que a pesar de todo, el mundo entero buscó la manera de seguir formando vínculos, incluso muchos jóvenes se apoyaron emocionalmente con su pareja durante la contingencia y expresan sentirse más conectados, la tecnología ha sido aliada en la permanencia de noviazgos pero que después de la contingencia perduraran los que puedan readaptarse".
Caldera Sánchez afirma que estas maneras alternas de expresión de afectos no son nuevas pero si eran complementarias, la principal se daba en el mundo tangible. Por ello, el regreso a la presencialidad ha sido dicotómico para los adolescentes.
"Algunos quieren experimentar al máximo y en frenesí todo aquello de lo que tal vez sienten que se perdían al estar confinados y por otra parte, muchos otros prefieren seguir en el distanciamiento pues de alguna manera se ha convertido en un estilo de vida".
Explica que de cierta forma puede vivirse como estrés post traumático, pues durante la contingencia se vivieron altos niveles de estrés que fueron factor para que se modificara la manera de relacionarnos, la cercanía y hasta la autoestima. Algunos jóvenes han perdido en cierta medida la noción de la realidad y les cuesta incluso hasta mostrar su rostro.
"Ahora imagina el reto que supone compartir sus emociones y pensamientos con los otros. Estamos en el proceso de redescubrir lo que es regular los afectos, interactuar y conectar con los demás y con el medio ambiente, algunos en menor o mayor medida, por lo tanto es importante respetar el proceso de cada uno, debemos ser empáticos, acompañar y tratar de comprender a las nuevas generaciones pues en este proceso de lo que es el amor o lo que es el noviazgo".
Celeste menciona a la psiquiatra y escritora Marian Rojas, quien hace una crítica a esta forma poco sólida en la que nos relacionamos y buscamos pareja mediante la aplicación de citas Tinder: “Siempre he pensado que me encantaría hablar con los dueños o el CEO de Tinder. Le sugeriría no permitir más de tres conversaciones que se mantienen a la vez”.
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La razón que Marian explica, dice Celeste, es porque las personas suelen usar la app como un catálogo, mantener simultáneamente conversaciones y esto les hace pensar que probablemente hay alguien mejor siempre y no cuidan las conversaciones que mantienen en la red. El objetivo de limitar la interacción de chats es poder centrarse, profundizar y hablar con calma abriendo las posibilidades de que realmente conozcamos a alguien especial y no simplemente ver a las personas como un producto, desechables.
Finalmente la experta afirma que, "hay que educar sin miedo sobre sexualidad y relaciones humanas, trabajar las habilidades blandas y la inteligencia emocional".