Este 21 de julio se celebra el Día Mundial del Perro, por lo que la Universidad Valle de México realizó una revisión sobre cómo se ha transformado la vida del mejor amigo del hombre ante la nueva normalidad impuesta por la pandemia de covid-19, muestra que han gozado de más horas de compañía y mayor atención de parte de sus dueños, aunque también han sido mimados en exceso, destacó Alejandro Castillo, Médico Veterinario Zootecnista del Hospital Veterinario de UVM.
En un comunicado que prensa que comparte la institución, explica que se ha observado un incremento en los cuidados hacia las mascotas a través de acciones que los dueños no realizaban con tanta frecuencia, como acudir al especialista para procedimientos y cuidados como esterilización y limpieza dental o tratamientos para atender enfermedades crónicas, ortopédicas y dermatológicas, explicó el especialista.
El médico veterinario Castillo indicó que a las personas, el convertirse en dueños de tiempo completo, les permitió convivir más con sus perros, conocerlos mejor e identificar malestares en ellos que han ayudado a detectar enfermedades en fases tempranas.
En el otro lado de la moneda, están algunas cosas que no fueron tan positivas pues la nueva situación que llevó a algunas personas a cambiar sus hábitos alimenticios y cometer excesos, también afectó a los canes: “Se ha observado un incremento en obesidad y problemas digestivos en perros, esto es debido a la indiscreción alimentaria, es decir, algunos dueños han cambiado hábitos alimenticios y, en consecuencia, alimentan de la misma manera a su perro dando probaditas de pollo, comida, pastel, etcétera”.
Otra de las razones que han fomentado la obesidad, es que en algunos casos, los dueños no han podido procurar que sus mascotas hagan tanto ejercicio sacándolos a caminar de manera regular y, por otro lado, les dan más alimento casero de lo esperado. Ante estas circunstancias, Alejandro Castillo recordó que, independientemente del contexto, es importante apegarse a una dieta estricta a base de croquetas, mismas que contienen los nutrientes necesarios y específicos para la dieta de la mascota, ya que al alimentarlo con comida doméstica pueden generarle problemas.
En general, los efectos en la vida de los perros en la nueva realidad, tiene claroscuros y es muy importante destacar que los mimos excesivos han sido una desventaja.
“Hemos notado sobreprotección, que los han consentido y humanizado demasiado, esto genera problemas de conducta, algunos pacientes ya no se dejan manejar incluso por el veterinario y se han vuelto agresivos. Por lo tanto, si bien es un miembro de la familia, debe tratarse con responsabilidad y no caer en la humanización porque esto les afecta y, entre otras cosas, provoca que se convierta en un paciente nervioso”, explicó Castillo.
Otro aspecto a destacar es que en muchos casos, los perros se han convertido en la mejor compañía de sus dueños para hacer frente a la nueva dinámica de home office y, se ha confirmado, que son el mejor amigo del hombre.
Ante el regreso paulatino a actividades presenciales de los dueños, Alejandro Castillo indicó que la separación post-pandemia puede generar problemas etológicos, como ansiedad, lo cual puede provocar cambios de conducta, tales como, tragar juguetes, morder muebles -destrucción de cosas en general- sobre todo en perros nerviosos que demandan mayor atención, por ejemplo, aquellos de raza grande como el pitbull o labrador.
Como medidas de prevención, recomendó realizar algunas acciones para el desapego, por lo menos una o dos semanas antes de que el dueño deba regresar a actividades presenciales. Para ello se puede dejar a la mascota sola en un cuarto durante una hora, después dos horas y así sucesivamente, si se trata de un perro nervioso, antes de hacerlo hay que retirar cualquier objeto que pueda tragar, como pelotas, juguetes u objetos que pueda morder, para evitar que se haga daño.
También se recomiendan acciones de enriquecimiento ambiental, es decir, sacarlo a pasear por lo menos tres veces al día, tratar de que socialice con otras mascotas. Si se trata de un paciente que no tiene un historial de morder o comer cosas, es recomendable colocar juguetes con los que esté entretenido buena parte del día.