Desde niño Iván Terrazas siempre supo que quería ser beisbolista. Como si se tratara de algo hereditario, su padre –quien jugó para los Tigres– le pasó el amor a este deporte, al cual le dedicó 13 años como profesional, brillando como capitán de los Diablos Rojos del México.
Carrera a la que puso fin el martes pasado en el inicio de la serie contra Mariachis, en la que se despidió con un hit y una carrera.
“Desde muy pequeño el deporte me gustó mucho, en general, pero al seguir el ejemplo de mi papá, de sus compañeros y todo lo que estaba alrededor del beisbol, pues obviamente me incliné para allá. Mi infancia fue muy feliz. A los cuatro años empezar a batear, a tirar una pelota, un bat, entonces no hubo un momento como en el que lo decidiera. Crecí con eso, estaba en mi cabeza. Recuerdo muy bien el llegar de la escuela y hacer tarea rápido para esperar a mi papá; él llegaba, comía rápido y – la casa de mis papás está muy cerca de la Liga de Tranviarios –, yo agarraba mi maletita con mi pelota, el bat, el guante y nos íbamos caminando, y empezábamos a practicar todos los días entre semana”, relató El Capi a MILENIO-La Afición.
La frase que lo inspiró
Así como su padre lo inspiró en su carrera, su madre también fue una gran motivación: "siempre fue muy estricta conmigo en muchos aspectos, me motivaba mucho, a sobresalir, a hacer las cosas bien, si iba a hacer una sola cosa, que la hiciera bien".
El Capi recuerda que gracias a ello decidió ser el mejor en todo, frase que incluso dejó marcada en su techo para nunca olvidarlo.
“En ese entonces había unas pinturas que apagabas la luz y brillaban, entonces en el techo un día pensé ‘tienes que ser el mejor’, lo pinté en el techo: ser el mejor. En las noches nadie lo miraba, estaba escondido, cuando yo apagaba la luz, me acostaba y con esa frase me iba a dormir. Lo sentí muy tonto al momento, pero creo que fue algo que me impulsó mucho a tener una meta”.
Iván Terrazas se encontraba en Guasave, Sinaloa, cuando recibió una llamada para ir a un try out en Culiacán. Desde ahí su vida cambiaría, pues firmó su primer contrato con los Atlanta Braves, su equipo favorito: "fue un sueño".
En aquel entonces, las ligas menores de Atlanta eran muy competitiva. “En 2016, en el spring training, nos hablaron a los mexicanos, tenemos mucha gente, no queremos que estén en una liga más abajo de la que tienen que estar", y aunque él quería seguir en Estados Unidos, llegó a entrenar con Monclova, quedándose toda la temporada. "Regresé a doble A, pero siento que se perdió la continuidad, al no estar presentes, te vas quedando", por ello en 2007 volvió a Acereros.
El nacimiento del Capitán
En 2008 arribó a los Diablos Rojos del México, novena en la que sería la mayor parte de su trayectoria profesional, además un año en el que Los Rojos fueron campeones de la LMB, el primero de sus dos títulos con este equipo.
Para 2013 vivió uno de los momentos más complicados de su carrera, una fractura en tobillo y peroné, que incluso lo hizo pensar en el retiro, pero dos personas –además de su familia–, a quien considera como sus ángeles, lo ayudaron a sobreponerse: el doctor Cuauhtémoc, quien lo operó y llevó toda la rehabilitación, y la esposa de uno de los muchachos que trabajan en el campo, “porque su esposa perdió una pierna, yo salgo con las muletas, de mal humor, ella me enseñó a usar las muletas, tuvimos una conversación y me motivó tanto para decir aguántate y síguele".
En 2015 fue nombrado Capitán gracias a que decidió sacrificar su sueldo en la Liga del Pacífico, ya que lo habían cambiado a Mexicali, donde hacía mucho frío, por lo que decidió no ir para estar bien para la siguiente temporada.
"Don Alfredo y su familia se dan cuenta y me dice necesito hablar contigo; a él le pareció muy bien qué yo haya tenido esa responsabilidad con el equipo, y es cuando me dice ‘yo quiero que seas el capitán de los Diablos’ y dije ‘no, don Alfredo’, me dijo ‘no te estoy preguntando’ y en la inauguración en 2015 me uniformé con la C de capitán".
Iván Terrazas vivió su último juego como escarlata, una institución que "es todo lo que soy en este momento, cuando ves la 'M' dices no estoy en cualquier lugar", por ello, la despedida que le hicieron fue "impresionante, nunca pensé que fuera así".
FCM