“Las cucarachas son animales familiares que disfrutan de la vida con su familia. ¿Sabes respetar eso?”: Mariví Simona.
Si mata cucarachas, ¿qué no matará?
Hubo un tiempo en el cual mataba de un puñetazo a cualquier cucaracha que se desplazara impunemente por una mesa de mi casa (particularmente las bebés, pues aunque suene más cruel, me parecía menos repugnante que tener el puño embarrado con el puré de un insecto grande, aunque se trate del mismísimo Gregorio Samsa).
Un día perdoné a una y la observé. Entonces reconocí sus cualidades, que han pasado por alto los grandes fabulistas: Esopo, Samaniego, La Fontaine, Iriarte, Monterroso, siempre esmerados en elogiar a la hormiga, la abeja, la cigarra.
Hoy le rindo justicia a ese discriminado insecto que ha inspirado a autores de corridos revolucionarios, gastrónomos de Sinaloa (creadores de los “camarones cucaracha”) y los creadores de la película Joe’s Apartament.
Cristianas
Las cucarachas no buscan lujos ni manjares como los humanos: ricos y pobres desean sobresalir a la vista de los demás, en función de su posición social y poder adquisitivo. Los ricos exhiben sus costosas pertenencias y los pobres ahorran para ir a un lugar de moda, con platillos y tragos de precios elevados, con el fin de sentirse realizados.
A las cucarachas les da lo mismo el merengue de un pastel que la tapa de una sopa Maruchan y ni siquiera le hacen gestos a desperdicios asquerosos.
Las cucarachas, aún habitando el penthouse de un acaudalado político mexicano de derecha (ya sea del PRI, PAN o PRD), hacen su nido en los lugares más oscuros y polvorientos. Si son sorprendidas sentadas en un sillón Luis XVI, salen huyendo a su madriguera, pues lo último que pretenden en la vida es importunar. Humildemente se retiran.
Guerreras
Las cucarachas tienen habilidades bélicas para el ataque y la defensa, dignas de estrategas como Sun Tzu, Maquiavelo, Napoleón. Para atacar los almacenes con provisiones prefieren la oscuridad y los desplazamientos a través de las vías menos vigiladas. Si son descubiertas, están entrenadas para escapar por los agujeros que ya tienen localizados.
Si el enemigo permanece inmóvil (pensando cómo matarlas sin que escapen) se quedan petrificadas y cuando observan el más mínimo movimiento peligroso, en cuestión de microsegundos saben cómo hacer su retirada.
Su estructura es frágil y ligera, con patitas delgadas y ágiles, aunque también existen algunas con diseño aerodinámico, que les permite volar hacia una salida o espantar al enemigo.
Se agradece que no piquen, como los mosquitos, las abejas, las avispas, las hormigas y algunas arañas; ni que impidan dormir con su escándalo, como las moscas y los grillos.
Maravilla biológica
Puedes tener un domicilio nuevo, limpio, pero si introduces comida, harán todo lo que esté a su alcance para conseguirla, colándose por la casa vecina, en bolsas del mandado, viajando por el uniforme del que recoge la basura.
Nada las intimida. Tienen el poder del agua, que se abre camino de manera suave, constante, discreta y pacífica. Por ello han sobrevivido millones de años y sobrevivirán millones más, no como el género humano, que hace todo lo contrario.
Aunque actúan de manera individual (pues no trabajan para el grupo, como las hormigas o la abeja) nunca llega una cucaracha sola, pues aman la vida en comunidad, lo cual es admirable y ejemplar.
Agradecimiento
Por todas sus enseñanzas decidí dejar de atacarlas y rendirles tributo.
Por las noches, cuando tengo que ir al baño u a la cocina por un bocadillo nocturno, procuro no encender la luz, pues le tienen terror.
Ahora le encargo a la señora de la limpieza que por favor no deje cerradas las bolsas de la basura y las coloque cerca de su cuartel general, para que no tengan ninguna dificultad en adquirir sus alimentos.
Una vez dejé sobre la mesa de la cocina un trozo de queso cotija y sorprendí a un grupo saboreándolo con deleite, al grado que se tardaron poco más de lo habitual en realizar su graciosa huida. Desde entonces compro un cuarto de cotija, exclusivamente para su disfrute, y duermo satisfecho, pensando que las hice felices.
De postre, les preparo pay de queso con galletas Marías, leche condensada y marihuana, para que puedan caminar (si me apañara la DEA por delitos contra la salud, les diré que la mota no era para mi consumo, sino para el de mis mascotas).
Para que disfruten más su postre, les pongo música de Jimmy Hendrix, Pink Floyd y los Beatles. Gracias a la vida por su maravillosa compañía.