Asexuales, demisexuales, grisexuales

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Grupo editorial diverso que abarca diferentes temas y formatos. La calidad periodística y la diversidad de contenidos son aspectos que definen a las editoriales de Milenio.

Un o una asexual es quien no experimenta atracción sexual hacia otras personas.
En algunos modelos manejados por sexólogos, ellos y ellas no experimentan atracción sexual primaria.
Ilustración: Sandoval
Ciudad de México /

EL SEXÓDROMO

Verónica Maza Bustamante

elsexodromo@hotmail.com

@draverotika

FB: La Doctora Verótika


La semana pasada publiqué en esta columna información sobre la sologamia, o ese “matrimonio” con uno mismo que está en boga hoy en día. Mucha gente me escribió para decirme que se había sentido identificada con lo escrito. Eso me llevó a reflexionar en todas las tendencias que existen actualmente e impactan sobre todo a los más jóvenes, pero quienes crecimos en generaciones anteriores deberíamos conocer para vernos reflejados en ellas o para poder entender a nuestras hijas e hijos, así que en las siguientes entregas de “El Sexódromo” les contaré sobre temas actuales relacionados con la sexualidad humana.

Recién me enteré de la existencia de las personas demisexuales y las grisexuales. Gracias a los debates, marchas y conferencias que se llevaron a cabo recientemente entre y sobre la población LGBTTTI, pude informarme mejor sobre la asexualidad, esa opción de la que poco se habla pero a la que cada vez se unen más personas.

Un o una asexual es quien no experimenta atracción sexual hacia otras personas. “No es lo mismo que ser célibe ni ser asexuado o antisexual. No implica necesariamente no tener libido o no practicar sexo o no poder sentir excitación o no poder enamorarse o no tener pasiones o no sentir deseo. En la comunidad asexual la consideramos una orientación sexual hacia ningún género o sexo, o la falta de orientación sexual”, explica la Asexualpedia en español de la Red para la Educación y la Visibilidad de la Asexualidad (¡sí, existe y tiene diseño similar al de la Wiki!).

Su definición —que es la que manejan varios portales— no me queda clara, pero después de leer diversos artículos al respecto, puedo resumir lo siguiente: para las personas asexuales los encuentros eróticos no son necesarios ni importantes porque no suelen desearlos. Ellas tienen una vida como la de cualquiera: van a la escuela, trabajan, salen con sus amigos, quizá se emborrachan, les gusta viajar, en una de esas tienen sexo con alguien… pero no les atrae ni les apetece tener un entrepierne con otra persona (sea del sexo que sea) la mayor parte del tiempo.

A partir de este punto, la vivencia de l@s asexuales se vuelve individual, pero se han identificado algunos grupos con sus características.


Demisexual: es una persona que siente atracción sexual solo hacia aquellos o aquellas con quienes mantiene una relación cercana, frecuentemente romántica. El término “demisexual” proviene de una identidad que se encuentra “a medio camino” entre lo alosexual (cuando se tienen relaciones sexuales con frecuencia y por deseo) y lo asexual. Eso no quiere decir que los demisexuales tengan una sexualidad incompleta o a medios chiles. A ellos no les gusta expresar su deseo erótico si no hay un vínculo amoroso de por medio, el cual tiene que ser fuerte, estable y profundo. Puede tratarse de una pareja o de un@ amig@, pero su atracción sexual se enfocará en ella o él por la relación afectiva que mantienen, no porque le guste físicamente o le excite la posibilidad de tener sexo. Es un error pensar que los demisexuales son personas que simplemente eligen abstenerse (como aquellos chavales que, por miedo a un embarazo no deseado, o las chicas con una idea romántica de la pasión, se “aguantan las ganas”), sino que realmente no se les antoja lo cachondo hasta que están hasta las manitas por alguien.

En algunos modelos manejados por sexólogos, ellos y ellas no experimentan atracción sexual primaria (se basa en cualidades externas como la apariencia, ropa o personalidad del individuo), pero sí atracción sexual secundaria (proviene de una conexión, normalmente romántica, con otro ser humano).

Dentro de esta opción hay matices (¿en cuál no?), así que algun@s demisexuales tendrán una apetencia cotidiana hacia quienes aman y otros la experimentarán tan solo de vez en cuando aunque estén enamorad@s (hay demiheterosexuales, demihomosexuales y demibisexuales). Con ello podemos ver la diferencia con los asexuales, quienes no se prenden ni estando enamoradísimos de otra persona y, en algunos casos, ni siquiera les interesa la parte romántica ni la vida en pareja. Por eso dicen que su orientación es “hacia nadie”.

Quienes han ubicado su orientación del deseo en este rubro, buscan relacionarse con otros demisexuales, aunque se da el caso de parejas donde uno es alosexual y el otro, demi, como pasa con Nick Blake y Liz Williams, a quienes entrevistó recientemente la BBC. Él señala: “Algunas personas son especialmente escépticas de que una persona ‘sexual’ pueda ser feliz en una relación con alguien dentro del espectro asexual, pero no es más complicado que cualquier otra relación”. Liz asegura: “Una vez que dejas de ver las cosas desde la perspectiva estándar, la vida comienza a ser mucho más interesante”.


Grisexuales: son personas que experimentan atracción sexual hacia otr@s bajo limitadas y específicas circunstancias u ocasiones. La diferencia con la anterior definición es que en este caso no importa si la pareja está enamorada; los grisexuales pueden sentir deseo por alguien con quien no tienen un vínculo afectivo o amoroso, pero se presenta pocas veces. Quizá lo primero que los una con otra persona sea justamente la pasión, pero después de ese primer encuentro su deseo se exprese en momentos, lugares, fechas determinadas, no a cada rato, como pasa con las personas alosexuales.

En el portal Vice de Australia, Kristofer cuenta: “Al principio creí que era bisexual, después creí que era gay y hace dos años me di cuenta de que era asexual. Nunca había llorado tanto como la vez que encontré un artículo que trataba sobre el tema. Por fin había encontrado una etiqueta que me quedaba bien: homoromántico grisexual. Significa que me siento atraído emocionalmente a otros hombres pero mi deseo sexual es muy bajo. Es imposible describir el consuelo que me dieron esas palabras que parecen tan insignificantes.

“La mejor explicación que tengo para justificar mi falta de interés en el sexo es comparándolo con helado. Sé que suena absurdo pero no importa. Las relaciones son como los barquillos del helado y el helado es como el sexo. He probado el de vainilla y el de chocolate pero lo que más me gusta es el barquillo. Podría pasar todo el día dándole mordiditas a mi barquillo pero la gente insiste en que debo llenarlo con helado. No necesito el sabor extra del helado. El cono es suficiente para mí. Lo único que quiero es el común denominador: el cono, la base, la personalidad”.

Es importante señalar que las personas asexuales suelen practicar la masturbación, pero no la ven como un paliativo o como sustituto. Hablamos de una orientación afectiva y del deseo hacia otras personas; el onanismo, al ser un acto consigo mism@s, se realiza con mayor frecuencia. “Esto puede resultar complejo de entender pero entronca con uno de los elementos principales de la cuestión —explica la periodista española Gillén González—: la diferencia entre deseo y conducta. A su vez, la tremenda complejidad de relaciones que nos proporciona el abanico asexual introduce una dimensión que, de nuevo, es poco tenida en cuenta: el valor de la emocionalidad en las relaciones humanas”.

Próximamente iremos desgranando términos como sapiosexual, hiposexual y lithsexual. Si desean compartir su historia, escríbanme a elsexodromo@hotmail.com o a mis redes sociales.

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