Consejos para tener mejores orgasmos

EL SEXÓDROMO/TERCERA Y ÚLTIMA ENTREGA

La regla es simple: dile a tu pareja en dónde te gusta más que te estimulen.

La libertad que nos demos al vivir un encuentro erótico será clave para tener una sesión inolvidable. (Especial)
Dijimos que los besos en todos lados, en todas las modalidades, jamás estarán de más. (Especial)
Ilustración: Sandoval.
Verónica Maza Bustamante
México /

Ésta es la última entrega de la serie, así que vámonos directo al grano. Nos quedamos en que hay que olvidar la idea de que solo existe un tipo de encuentro erótico y, en su lugar, recordar que cada vez podemos tener una vivencia diferente. Esa es la clave para las relaciones duraderas. Si desde el principio lo toman en cuenta, podrán pasar los años y ustedes seguirán asombrándose con las posibilidades infinitas de explorar el gozo con la persona que aman o con divers@s compañer@s.

Dijimos que los besos en todos lados, en todas las modalidades, jamás estarán de más y una sola sesión de ósculos nos puede acercar al orgasmo debido a que aumentan nuestra excitación, al igual que explorar el cuerpo con un aceite esencial que trabaje de manera independiente al lubricante, que suele absorberse en menos tiempo que los óleos. ¿Y luego?

• La regla es simple: dile a tu pareja en dónde te gusta más que te estimulen. Puedes hacerlo en una conversación relajada, de forma casual en la casa o de sopetón justo antes de un encuentro, pero lo ideal es que ella o él sepa por dónde puede explorar. La mejor recomendación es que sea ¡en todos lados! Hay que pensar que las áreas con mucosas ofrecen sensaciones interesantes, al igual que los orificios. Si recordamos los consejos de la primera entrega, sobre quitarnos de la mente todo eso que nos han dicho que es sucio, cochino o malo (eso sí: jamás hay que olvidar la regla del “sano, seguro, consensuado”, donde no entran aquellas prácticas en las que algún/a involucrad@ no esté conscientes, entienda y avale el encuentro), podemos proceder a conocer o reconocer algunas áreas del cuerpo poco tratadas, como el ano, la parte de atrás de las rodillas, la espalda y la cara, que suelen ofrecer sensaciones deliciosas. Además, existen diversas formas para llegar a ellas: está el pene, claro, pero usado de una manera diferente. ¿Qué se les ocurre que pueden hacer con él sin introducirlo en algún agujero? ¿Qué tal darle una sesión de masaje sin final feliz? ¿O practicar el sexo oral no acercando la boca al pene sino el pene a la boca? ¿Y si con los pies acariciamos el perineo, yendo a placer más allá de sus fronteras? ¿O qué tal si sujetamos un juguete vibrador que vaya recorriendo desde la frente hasta los pies cada pulgada de la anatomía deseada? No sé, piénsenlo.

• Las oralidades son maravillosas. ¿Quieren hacer feliz a una mujer? Antes de penetrarla, denle una sesión de sexo oral. Pero no lo vean como “el preámbulo” a “la relación sexual” ni tampoco como un “juego previo”. Todo esto forma parte del encuentro erótico. Desde que damos el primer beso, arrimón o despertamos nuestro deseo, incluso aunque la situación se haya planeado a detalle, estamos dentro de la vivencia erótica. Lo digo porque no se trata de estar ahí nomás como parte del protocolo o hacerlo tres minutos para cumplir. Cuando se toman su tiempo estimulando la vulva, el clítoris y las profundidades de la vagina sin usar el pene, sino lamiendo, succionando, chupando, la respuesta es buenísima. Si usan la boca mientras estimulan también con los dedos, entonces será memorable. Puede ser que comiencen empleando los labios y terminen frotando la zona del clítoris con la palma de su mano con fuerza o que mientras brindan la caricia oral, introduzcan unos dedos a placer de la mujer. Sean curios@s y encuentren el ritmo, la fricción, la duración que prefiere su compañera. Con eso comprenderán cómo le gusta específicamente a ella ser estimulada, lo cual les servirá para toda la vida (a ambos).

En el caso de los hombres, no se trata de olvidar el pene, fuente de regocijo para sus poseedores, pero tampoco de creer que únicamente siente rico cuando está dentro. Por ejemplo, con el aceite se puede dar un masaje que integre el pene en todo lo ancho y largo, los testículos, el perineo, la zona anal y los muslos. Ojo: quien se encuentre sobando debe estar consciente de que no se trata de que eyacule el compañero. Si se hace la maniobra a destajo, seguramente acabará haciéndolo, así que hay que encontrar el ritmo, así como el tiempo preciso, para que entre en el umbral del clímax pero sin llegar a él. ¿Cómo detenerlo? ¡Parando la estimulación! Si lo ven muy prendido, disminuyan lentamente la velocidad o la intensidad, cambien de movimiento o esperen unos segundos sin hacer nada, para después volver a lo mismo que hacían. Si practican con frecuencia esta acción, el galán en cuestión podrá ir aprendiendo a controlar su eyaculación, con lo cual se acerca al multiorgasmo masculino o a sentir como si estuvieran expulsando semen sin hacerlo en realidad. Así lograrán percibir varias veces que se están viniendo pero podrán mantener la erección hasta que no haya más deseo que expulsar el semen.

• A estas alturas, ya habrán sentido sensaciones diversas y súper buenas. Entonces, si así lo desean, pueden proceder a la penetración. No es obligatoria, ¿eh? Pero depara otra tanda de posibilidades. Si llegan a ella después de que la mujer ha tenido uno o más orgasmos, les recomiendo el uso de más aceite o de lubricante, pues suele suceder que después de la muerte chiquita femenina, la vagina se estreche un poco. De esta manera ella podrá seguir sintiendo placer en lugar de dolor. No olviden que en su interior también hay diversos lugares a estimular, frecuencias, intensidades.

Prueben con una penetración fuerte o con una muy sutil. También moviendo en círculos el miembro, introduciendo solo la punta o todo lo que se pueda. Si ya conocieron la zona con sus dedos, sabrán que en el interior femenino hay lugares más redondeados, otros rugosos, algunos más suaves… olvídense de sus nombres o de si lo están haciendo bien. En cuanto noten un lugar así, traten de moverlo con el pene o los dedos, a ver qué pasa. Y, obvi, pregúntenle a ella si le gusta. Mujeres, no olviden que pueden cambiar de postura muchas veces, subir la pelvis, abrir las piernas, ponerse arriba, de ladito, abajo… igual ustedes, muchachones.

La libertad que nos demos, de manera individual y de pareja, al vivir un encuentro erótico será clave para tener una sesión inolvidable cada vez que nos encamamos o, por el contrario, pensar que es pan con lo mismo.

¡Que tengan felices viajes!

Verónica Maza Bustamante
elsexodromo@hotmail.com
@draverotika
FB: La Doctora Verótika

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