Irvine Welsh como dj, en México.
A principios de mayo conocí a Irvine Welsh durante la Feria Internacional del Libro de León. Llegó a la ciudad guanajuatense después de tomar varios vuelos y, a pesar de ello, derrochó un sentido del humor estupendo. Mientras los mexicanos nos derretíamos bajo el sol de una terraza, él se sentía a sus anchas, agradeciendo la primavera.
Por la noche celebramos en un bar con vistas a la catedral su no-cumpleaños, organizado por Paola Tinoco, promotora literaria mexicana. El festejado apareció vestido con un elegante traje plateado y bailó con entusiasmo. Ahí tuve la oportunidad de platicar con él durante un buen rato. No mencionamos su saga de Trainspotting, sino que hablamos de su vida cotidiana, su experiencia en las ciudades donde ha residido, sobre música y drogas. Me contó que había visitado México en ocho ocasiones pero siempre como escritor, nunca como dj. Por eso le sugerimos a su gran amiga que promoviera una visita suya en ese tenor.
La espera fue de apenas un mes y medio, pues este 21 de junio Irvine Welsh se presentará por primera vez en una sala de conciertos de este país. Por ello me comunico con él vía correo electrónico y le pregunto qué música piensa mezclar esa noche (engalanando el cumpleaños de Paola y el mío, que se celebra justo ese día). “Tocaré acid house pero también habrá techno, disco, pop y electrónica. Me gustaría hacer una fiesta musical que me guste. Organizar mi propia y excitante celebración en México”, señala.
“¿Qué significa el acid house para ti?”, le pregunto. “Una alocada, ruidosa y divertida fiesta”, responde, y no puedo dejar de imaginarlo arriba del escenario, entre las cortinas de terciopelo rojo, haciendo un performance y, poseído por el ritmo, sacudiendo su alta anatomía mientras su cabeza rasurada brilla bajo las luces de colores. Sabe perfectamente qué rolas compartirá porque la clave para integrarlas en su repertorio es sencilla: “Primero, toco las canciones para mí mismo y, si me gustan, entonces las toco para otras personas”.
Después de vivir en Edimburgo, Londres, Amsterdam, Barcelona, Dublín, Chicago y San Francisco, entre otras ciudades, se instaló en Miami, donde puede escribir en la playa o tocar con frecuencia en alguno de los numerosos clubes donde su set como dj es más que bien recibido. Me cuenta: “Amo el sol. Me importa que sea lo que necesitan las flores para crecer. Mi vida es muy buena en este momento”.
Y aunque pareciera que se toma su tiempo entre libro y libro, lo cierto es que su lado obsesivo-compulsivo lo lleva a trabajar sin parar. Desde que descubrió que es un excelente guionista (prueba de ello son las películas The Acid House, Dockers y Four Play, entre otras), no ha dejado de escribir historias para la pantalla. Además, recientemente se volvió socio de dos compañías productoras de cine. Su mundo siempre ha estado lleno de letras y música, pero ha sabido unir ambos universos con fluidez. Le pregunto si alguna vez ha tenido que elegir entre sentarse a escribir o hacer música. Responde: “¡Cada día!”.
Para Welsh no ha habido mejor matrimonio entre música y drogas que el del MDMA-acid house. Incluso, señala, es mejor que “ver un partido de futbol escocés mientras bebo un vino barato y fortificado”. De 1987 dice recordar muy poco, “excepto toda la alocada diversión que experimenté”, la cual recreó en la serie Ibiza87, cuya creación ha sido, “hasta ahora, una experiencia muy funky”.
En ella narra el viaje que hizo en los ochenta a la isla de Ibiza, España, junto con sus amigos los dj Nicky Holloway, Paul Oakenfold y Danny Rampling, justo en el momento en que nacieron el acid house y las tachas. Sobre aquellos días, me confiesa: “La verdad es que recuerdo muy poco, salvo que me la pasaba muy entretenido”. Después de haber sido adicto a la heroína por varios meses, descubrir el éxtasis en un ambiente irrepetible se volvió de gran valía para su experiencia como explorador del mundo y sus posibilidades.
Platicamos de las plantas alucinógenas mexicanas como el peyote, los hongos y la marihuana. “Amo todas ellas. Las drogas son muy divertidas si se toman con el espíritu apropiado. Hace mucho que no me meto ninguna por pura recreación; ahora trato que la experiencia sea productiva, que tenga un objetivo. Hoy en día hago música relacionada con estados anímicos”, y eso, seguramente, lo podremos sentir quienes festejemos con él su labor como dj y, sobre todo, el hecho de vivir en un planeta en donde, como señala, todavía sale el sol para alegrar a los seres humanos y a las flores.
A Night With Irvine Welsh
El Imperial
(Álvaro Obregón 293, Roma Norte, CdMx) Jueves 21 de junio, 22 horas
Entrada: 150 pesos
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Verónica Maza Bustamante
@draverotika