Es un buen momento para el cómic mexicano: 'Richard Zela'

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Grupo editorial diverso que abarca diferentes temas y formatos. La calidad periodística y la diversidad de contenidos son aspectos que definen a las editoriales de Milenio.

(Richard Zela)
Ciudad de México /

EL ÁNGEL EXTERMINADOR
Karina Vargas/ @lula_walk

Sencillo, elegante y expresivo, son las tres palabras que suenan al preguntarle por su estilo a este ilustrador defeño que entre 1986 y 1987, descubrió que los dibujos podrían mostrarle una dimensión diferente a la que percibía a la edad de cuatro años. Platicamos con él acerca de su carrera en el mundo del cómic y esto fue lo que nos contó

A falta de libros ilustrados para niños, las enciclopedias medievales fueron su primera educación visual y las imágenes de caballeros destazándose el descubrimiento de que existe el arte secuencial. Revelaciones en las que ahondó tras recibir de regalo por parte de su padre el precedente de su colección de cuadernos de dibujos y su primer cómic: La muerte de Superman.

Ya instalado en el primero o segundo de primaria y como ayudante de papelería, gastaba lo que tenía para vaciar poquito el puesto de periódicos y con los trofeos cultivar el adictivo hábito de leer cómics; hecho que alternaba con recibir lecciones de dibujo en el taller de su tío serigrafista y con observar los VHS grabados de caricaturas como Dragon Ball y Los Caballeros de Zodiaco, pausarlos y usar la TV de pizarrón.




La incipiente curiosidad por manifestarse dibujando siguió creciendo y en la preparatoria tomó uno de esos talleres que le cambian la vida a uno. Conoció al maestro en ilustración científica, Aldi de Oyarzabal, de quien –a juzgar por su sonrisa—imagino que fue un mentor tipo Yoda que le aseveró “si aprender a dibujar quieres, llenar tu sketchbook debes”, ok, no. Lo que a Richard Zela se le grabó es que esa libretilla es como un cuaderno de viaje con el que siempre hay que cargar para plasmar lo que se nos ocurra, copiar al pasajero que le dio el mal del puerco, al trovador que se instaló a media avenida o para improvisar un garabato que nos remonte a algún suceso que queramos recordar.

“Ese taller le dio otro sentido a dibujar, ya no era sólo el hecho de hacer superhéroes y copiar objetos, comencé a integrar más cosas de la realidad, le fui dando un enfoque más artístico y narrativo a mis dibujos”, dice Richard Zela y lo confirmo al ver su trayectoria, que en nada se acerca a ser una copia desarrollada de Batman o Aquaman.





Motivado por encontrar en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ahora FAD-UNAM) la receta para armar su primer cómic, se inscribió en la licenciatura de diseño gráfico y se inmiscuyó también por los talleres de pintura y grabado de la parte de artes visuales, con lo que definió su personalidad artística, caracterizada por el empleo de técnicas tradicionales.

Enfocado actualmente en producir ilustraciones para textos de corte infantil y juvenil, trabaja como freelance, pues cuando se enfrentó a la disyuntiva de trabajar así o contratarse en un periódico, decidió el camino más rocoso (era un joven sin compromisos y consideraba que la labor en un diario es “muy matada”). Richard Zela, además de trabajar para Editorial Castillo, Mc Graw Hill, SM, Televisa y muchas más. Ha expuesto en países como Alemania, Japón, Colombia, Estados Unidos, Italia, por mencionar algunos. Y tiene entre su historial la coautoría de una novela gráfica sobresaliente titulada Zezolla, editada por Colofón y escrita por Rodolfo Castro, en la que se narra algo así como el lado B de Cenicienta y se encuentra en la lista de honor de IBBY (International Board on Books for Young People) como mejor propuesta de ilustración.



Buen momento para el cómic mexicano

Situado en el aquí y ahora, Richard Zela afirma que es un buen momento para producir y proponer en el cómic nacional por la apertura en las editoriales hacia la novela gráfica, la legitimización por parte del FONCA al darle una categoría a este género en las becas de Jóvenes Creadores y la constante recuperación del prestigio que se le quitó a la historieta por semanarios como el Libro Vaquero, que si bien tiene lo suyo, no era algo que se les leyera a los hijos para dormir.

Sin embargo, el artista percibe algunos problemas que deben resolverse, uno de ellos es la poca producción de cómic, ocasionada en buena parte porque los editores esperan a que llegue gente con proyectos y quienes podrían proponérselos no tienen tiempo de desarrollarlos por centrarse en una actividad que les dé para subsistir. “Hacer un cómic implica muchas cosas, desarrollo de historia, de personajes, planteamiento de escenarios… es una chamba muy grande, platicábamos que, por ejemplo, en la beca del FONCA, en la disciplina de pintura un artista cumple con diez obras en un año, en cambio, un proyecto de novela gráfica estaría entregando alrededor de sesenta páginas en el mismo tiempo, la cuestión es que se multiplica el trabajo”



Otro obstáculo, afirma, es que no hay editores de cómic, “hay gente que conoce mucho de este tema, pero están produciendo y editar les representa un trabajo extra”.

Y ¿qué características debe tener un editor de cómic? “un editor debe conocer la narrativa gráfica, a los autores de cómic y a los guionistas, conocer muy bien el trabajo de ambos. Saber seleccionar a quienes puedan hacer buena mancuerna. Tener conocimiento de la literatura y la gráfica”.

Confrontando esta situación, “existe una editorial en Monterrey, llamada Fixión Narradores, fundada por Rulo Treviño y Dono Sánchez, y con la que dieron un paso importante al hacer una casa editorial especializada en cómic y buscar gente que está produciendo, con la intención de armar una colección y poder tener material nuevo constantemente, pues una editorial para sobrevivir no puede estar con dos títulos al año”.




Una vertiente en la que este género está en continua adaptación, es la amalgama entre escritores e ilustradores o artistas de cómic, “la narrativa gráfica es más cercana al cine porque tienes que desarrollar a los personajes, crear las relaciones entre éstos, hacerlos sentir vivos. Si trabajáramos con guionistas (por ejemplo BEF con Yorko) ayudaría a la historia, porque cojeamos a la hora de estructurar”.

Finalmente, Richard Zela, considera que para atraer al público mexicano se debe trabajar y mucho, publicar y producir buen material, porque si la gente ve algo que no le gusta, se aleja. En tanto que las circunstancias van mejorando con el esfuerzo en común del gremio artístico, editorial, de difusión y consumista, es preciso que la constancia, la disciplina y la honestidad subyuguen el desánimo que representa el ir a contracorriente y aprovechar el impulso que la novela gráfica está tomando.


Para conocer más sobre el trabajo de este autor, visita http://www.richardzela.com/

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