Hippo, qué gusto platicar contigo ¿puedo subirme a tu suave lomito como todos los voluntarios que llegan al museo a leer sobre ti?
Pues ya qué.
¡Qué gracioso! Ahora cuéntame, ¿a quién se le ocurrió que el lector sople un silbato cada que encuentre una noticia de corrupción?
A Miguel Ángel Mancera. De hecho él puso los silbatos anti acoso que le sobraron de los que repartió en el Metro. Unos ya estaban usados, ya ni la chinga.
Órale, entonces cada que un voluntario se trepe en ti y suene el silbato es porque se topó con la sección de política.
No, de hecho sí lo usamos como una medida anti acoso, es que tengo el libido muy elevado en primavera.
¡Ah, jijo!
Jijijijijijijijiji.
Cuando termine la exposición te destruirán para hacerte de un material más perdurable y poderte incluir en la colección permanente del Museo ¿qué opinas de esto?
Estoy totalmente de acuerdo, creo en la reencarnación y me he mentalizado para cuando llegue el momento de dejar este cuerpecito gordo.
Qué bueno, entonces llevas una vida muy espiritual.
No, solo soy realista.
Pero crees en la reencarnación…
Ah, sí, también soy creyente.
Oye Hippo, de los países que has visitado ¿cuál es el más corrupto?
Ahí se van, en esa materia todos son muy competitivos y competentes.
¿Conoces a Javier Duarte?
Nunca lo he visto, solo sé que es una versión mexicana de mí, pero con el concepto mal entendido.
¿Cómo?
Sí, sé que tiene mis mismas medidas, mi misma actitud de hueva, pero, en tanto yo soy un medio para manifestarse contra la corrupción, sé que él es una manifestación andante de ese mal.
¿Te gusta México?
Me gustan más otros países.
¿Por qué son menos corruptos?
No, porque sus lectores pesan menos, aquí me canso mucho.
¿Ya conoces el zoológico de Chapultepec?
Ni Dios lo mande, pasé por la Cámara de Senadores y ya con eso tuve para conocer la fauna nativa.