Buzo de aguas negras. Es uno de los trabajos más riesgosos porque el hombre rana tiene que sortear colchones, boñiga, condones y cuerpos putrefactos para destapar el drenaje profundo. Solo la política se compara con esta actividad.
Cacharpo. Al grito de “ya no hay lugares en el frente, recórrase para atrás”, Ricky Riquín cobrará a los pasajeros y se clavará los cambios. Todo esto mientras lleva el microbús donde él quiere y no donde los usuarios quieran ir. ¡Qué bárbaro, Canallín!
Bocinero. ¿Hay un trabajo más peliagudo que este en el Metro? No. La tarea de las bocinas de dos patas es alterar al pasaje con cumbias a un volumen solo apto para artilleros, además de torear a la autoridad con la maestría de Armillita.
Poli de tránsito. El mayor riesgo de esta profesión es caer muerto por insolación y deshidratación con este calor tan perrón. Si logra estar cinco horas en el cruce de Bucareli y Morelos, tiene nuestro voto.
Tubero. No falta mucho para que el pole dance sea deporte olímpico por el esfuerzo que demanda. Sin embargo, lo realmente riesgoso de esta actividad es trabajar en un teibol bajo condiciones insalubres y al margen de la ley y salir virgen de las orejas.
Limpiavidrios. El candidato experto en lavado y blaqueado arriesgará su físico a 50 metros de altura mientras Xóchitl Gálvez le echa porras. ¡Qué hombre!
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