Sexo oral: Lo que gusta y lo que no

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Grupo editorial diverso que abarca diferentes temas y formatos. La calidad periodística y la diversidad de contenidos son aspectos que definen a las editoriales de Milenio.

A la práctica erótica se va con alegría y disposición, así sea un rapidín o una larga sesión.
Ilustración: Sandoval
Ciudad de México /

EL SEXÓDROMO


Verónica Maza Bustamante

elsexodromo@hotmail.com

@draverotika

FB: La Doctora Verótika

Leo en la revista española en línea Ella Hoy, un artículo escrito por Beatriz Martínez-Campos en donde enumera las diez cosas que los hombres odian que pasen cuando les hacen o ellos realizan sexo oral. Coincido con la autora en algunas, mientras que en otras difiero. Les explico a continuación las razones de mi particular visión (que, por supuesto, no invalida la de la colega).

NO ESTOY DE ACUERDO

1. Las interrupciones tempranas

“Si al poco rato de empezar piensas que él ya está llegando al orgasmo y levantas la cabeza para comprobarlo, vas a hacer que pierda la concentración y ya no disfrute igual”.


2. Las interrupciones tardías

“Que te retires justo un instante antes pensando que él ya ha llegado al orgasmo pero no, aún le faltaban unos segundos más”.

Creo que hemos mal acostumbrado a algunos hombres. Les hemos hecho creer que no pueden ni deben parar de moverse o sentir en el camino hacia el placer porque el deseo es como una bola de nieve que va creciendo y cuando comienza a aumentar ya no puede detenerse, pero eso es un error. Lo ideal sería que tuvieran cierto (o muy buen) nivel de control de su eyaculación; de esa manera no habría inconveniente si quien le está realizando el blow job se detiene unos instantes.

3. Retirarte de prisa

“Si cuando tu pareja ya ha llegado al orgasmo te retiras rápido, saldrá disparado hacia cualquier lugar, algo nada apetecible de limpiar”.

Hemos ligado lo erótico, lo “sexual”, con lo asqueroso, lo sucio, lo que se debe ocultar. El semen, los fluidos vaginales, el sudor, la saliva, no tendrían que verse como algo desagradable o que no queremos tocar, pues son parte de nosotros mismos y del acto sensual. Hay mujeres a las que no les gusta tragar el semen. Eso se debe respetar, porque está relacionado con un malestar físico; sin embargo, el miedo por el disparo eyaculatorio, que le parezca horrible a la pareja, podría dejar de causarnos tiquis miquis. Se limpia rápido, uno se puede duchar, etcétera. ¿Cuál es el problema?

4. Las pausas

“Lo ideal es hacerlo del tirón para que disfruten al máximo, pero si no puedes, continúa con la mano durante esa mini pausa”.

La recomendación de la mano está sabrosa y los hombres la gozan, pero, en lo personal, amo las pausas durante el agasaje sensual. En el sexo oral, se puede hacer durante un buen rato, cambiando posturas, velocidad, intensidad, y después parar para tomar agua, cambiar la música, respirar un poco. Luego, volver a lo oral o pasar a la penetración durante un rato para después regresar al fellatio. Insisto: no es tan complicado tener control eyaculatorio, amigos míos.

5. Que tú llegues al orgasmo primero

“Él hace que llegues al orgasmo. Entonces tú decides hacerle sexo oral para que llegue él también, pero claro, ya no tendrás las mismas ganas ni pondrás el mismo entusiasmo”.

Puede suceder: las mujeres no tenemos un periodo refractario como los hombres pero es verdad que algunas perciben una baja en su libido después de haberse venido. Pero el multiorgasmo no es un mito y no tiene que ver únicamente con una cadena de orgasmos que se suceden uno tras otro. Hay un breve instante posterior a la muerte chiquita en que sentimos que estamos en otro lado. Si logramos superarlo y después continuar en el arrumaco descubriremos que nuestro deseo vuelve a despertar. No hay reglas en la erótica ni es un toma-daca. Entonces, no por fuerza debemos pagar nuestro orgasmo con otro de la contraparte. Podríamos pasar a la penetración, nosotras tener un nuevo orgasmo (o varios más) gracias a la ayuda de nuestros galanes o, sí, darle sexo oral con entusiasmo.

SÍ ESTOY DE ACUERDO

1. Los dientes y concentrarnos en todo el pene

“¡Nada de dientes! La parte donde ellos sienten ‘más’ es en la punta y desde la mitad hacia ésta. Concéntrate en esa zona”.

Efectivamente, los dientes no deben entrar en acción porque podrían lastimar el pene. Hay muchas maneras de ocultarlos o suavizar su roce contra la delicada piel de esa zona. En relación a sus partes más excitantes, estoy de acuerdo con que el glande es un punto clave, pero sé que todo el pene es área fértil para sembrar sensaciones, así que yo les recomendaría estimularlo en todo su ancho y su largo, involucrando también a los testículos. Cada hombre es un mundo. Sus gemidos serán un primer indicativo, pero después del encuentro les recomiendo que le pregunten, directamente, en qué partesiente más sabroso, a qué velocidad, con qué intensidad, si succionando, lamiendo, repasando las posibilidades son numerosísimas y a cada uno le gusta algo particular.

2. Hablar a tu chico durante el sexo oral

“Complicado y poco erótico, y él se sentirá desconcertado y perderá interés”.

Más que parecerme poco erótico (depende de lo que se diga), creo que podría distraer a quien está haciendo el trabajo oral y a quien lo está recibiendo (seguramente pondría carita de what? al mero estilo de Winona Ryder). Se rompería el ritmo, la fuerza. Sin embargo, abogo porque, ante ciertas dudas, mejor se pregunte. ¿Qué tal que algo novedoso no le gusta al galán? Mejor abrir la boquita un poco más para, rápidamente, salir de la duda.

3. Los pensamientos inoportunos

“Los hombres en ocasiones también suelen dar vueltas en la cabeza a algunos temas. A veces se les ocurren preguntas como: ‘¿Le estará gustando?’. Si notas algo así, no lo juzgues ni le cortes el rollo”.

Exacto. Hay que ser amables. Pero, ¿por qué las mujeres no podemos hablar y los hombres sí? El asunto es parejo. Hablar poco para no distraernos de nuestra sabrosa labor, pero decir lo que sentimos si lo creemos necesario. Y que ni una cosa ni la otra anulen al placer.

4. Si tardas demasiado

“Muchos hombres opinan que el mejor sexo oral es el que dura tan solo tres minutos. Trata de que el momento, cuando te toca recibirlo, sea intenso y divertido para ambos. Hay chicos a los que no les encanta hacerlo y deberás respetarlo también”.

Si a un hombre no le gusta dar o recibir sexo oral y sus razones no pueden ser modificadas, entonces no hay que obligarlo. Quizá algún día le encuentre sentido a llegar al chupicentro del sabor. En cuanto al tiempo, las mujeres nos tardamos más que los hombres en llegar al orgasmo. Si ellos quieren hacernos un cunnilingus hasta que alcancemos el clímax, deberían ser pacientes, tener mandíbula resistente, ser perceptivos frente al placer femenino y saber que la misión tomará más de tres minutos.

5. Hacerlo sin ganas

“Los hombres disfrutan mucho con el sexo oral, pero tiene que ser hecho con ganas; ellos notan cuando lo hacemos sin ganas, solo por complacerles”.

Cierto. A la práctica erótica se va con alegría y disposición, así sea un rapidín o una larga sesión. Si algo no nos gusta, debemos decirlo y pasar a otra cosa, que en esto del erotismo las posibilidades son innumerables.

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