La hemorragia intracerebral es un derrame de sangre dentro del cerebro que representa alrededor del 10 por ciento de todos los accidentes cerebrovasculares, pero es la causante de un porcentaje mucho más alto de muertes. Entre las personas de más de 60 años, la hemorragia intracerebral (dentro del cerebro) es más frecuente que la hemorragia subaracnoidea (hemorragia alrededor del cerebro).
La hemorragia intracerebral suele ser debida a una hipertensión arterial crónica y el primer síntoma suele ser un dolor de cabeza intenso. El diagnóstico se basa principalmente en los resultados de las pruebas de diagnóstico por la imagen
En un estudio reciente, los investigadores del Instituto Neurológico del Hospital Houston Methodist han validado una serie de pruebas de comportamiento para establecer un sistema modelo de roedores y estudiar así, las secuelas de la hemorragia subaracnoidea.
Estas pruebas, dijeron, pueden facilitar futuras investigaciones sobre la base de los déficits de aprendizaje y memoria debido a la hemorragia catastrófica y las formas de evaluar la eficacia de las intervenciones terapéuticas.
“En esta investigación, examinamos pruebas de comportamiento en ratones para establecer una línea de base sólida para investigar el deterioro neurológico después de una hemorragia subaracnoidea”, dijo el Dr. Gavin Britz, neurocirujano y profesor del Departamento de Neurocirugía del Hospital Houston Methodist.
“Esta línea de base es particularmente importante a medida que desarrollamos terapias, como dispositivos y medicamentos, para tratar los efectos devastadores de los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos.”
Si bien son el tipo de accidente cerebrovascular menos frecuente, las hemorragias subaracnoideas tienen una mortalidad del 40 por ciento y, a menudo, son precipitadas por la ruptura de un aneurisma. En los primeros días después de la hemorragia, las lesiones se deben en gran medida a la presión intracraneal, que provoca una disminución del flujo sanguíneo cerebral y una propagación en forma de onda de la actividad eléctrica deprimida por todo el cerebro.
Entre 3 y 14 días después de la hemorragia subaracnoidea, alrededor de un tercio de los pacientes experimentan un empeoramiento de los síntomas neurológicos, como una disminución de la conciencia. En general, el 95 por ciento de los pacientes quedan con déficits neurológicos, psicológicos y cognitivos permanentes.
Las áreas del cerebro, particularmente aquellas que están relacionadas con el aprendizaje y la memoria, han estado fuertemente implicadas en el deterioro neurocognitivo posterior a la hemorragia subaracnoidea.
“Esta investigación también permitirá explorar diferentes mecanismos posibles, incluido el de la vía del complemento del sistema inmunitario, el flujo del líquido cefalorraquídeo, el flujo glinfático, que pueden contribuir a los déficits neurocognitivos observados en pacientes después de un accidente cerebrovascular,” concluyó el especialista.
Mayor información búscanos en:
Servicios de Atención Médica Global de Houston Methodist | Houston Methodist
DAG