El Apolo 11 envió con éxito a Neil Armstrong y Edwin "Buzz" Aldrin a la superficie de la Luna. Los dos astronautas permanecieron ahí durante 21 horas y 36 minutos, realizando experimentos y recogiendo muestras lunares, para luego ser recogidos por Michael Collins, quien se quedó a bordo del modulo de comando, orbitando el satélite.
Sin embargo, la probabilidad de que algo saliera mal durante la llegada del hombre a la Luna era alta, por lo que la NASA y el gobierno de Estados Unidos tenían un plan de contingencia para anunciar el destino fatal de Armstrong y Aldrin, mientras Collins regresaba solo a la Tierra.
El Memorándum Zafiro
En caso de no poder rescatar a Armstrong y Aldrin, el escritor de discursos de Richard Nixon, William Safire, redactó un comunicado que el presidente leería en cadena nacional, anunciando el desastre del Apolo 11.
Disponible en el archivo del gobierno estadunidense, este memorándum contiene el mensaje del presidente y las instrucciones que seguiría antes y después de dar a conocer la noticia.
Antes de leerlo a toda la nación, Nixon hubiera avisado por teléfono a las futuras viudas de los astronautas sobre el destino de sus esposos. Una vez que ellas supieran, el presidente tendría que haber leído el siguiente mensaje:
El destino ha ordenado que los hombres que fueron a la luna a explorar en paz permanezcan en la luna para descansar en paz.
Estos valientes hombres, Neil Armstrong y Edwin Aldrin, saben que no hay esperanza para su recuperación. Pero también saben que hay esperanza para la humanidad en su sacrificio. Estos dos hombres están dejando sus vidas en el objetivo más noble de la humanidad: la búsqueda de la verdad y la comprensión.
Serán llorados por sus familiares y amigos; serán llorados por su nación; serán llorados por la gente del mundo; serán llorados por una Madre Tierra que se atrevió a enviar a dos de sus hijos a lo desconocido.
En su exploración, animaron a la gente del mundo a sentirse como uno; en su sacrificio, atan con más fuerza a la hermandad del hombre.
En la antigüedad, los hombres miraban las estrellas y veían a sus héroes en las constelaciones. En los tiempos modernos, hacemos lo mismo, pero nuestros héroes son hombres épicos de carne y hueso.
Otros seguirán, y seguramente encontrarán su camino a casa. La búsqueda del hombre no será negada. Pero estos hombres fueron los primeros, y seguirán siendo los primeros en nuestros corazones.
Por cada ser humano que mire a la luna en las noches venideras, sabrá que hay un rincón de otro mundo que es para siempre la humanidad.
Una vez leído el comunicado de contingencia, y cuando la NASA cortara comunicación con los dos astronautas varados en la Luna, los hombres hubieran recibido un entierro simbólico en mar, donde un clérigo hubiera "encomendado sus almas a lo más profundo de lo profundo", concluyendo con "la oración del Señor".
Afortunadamente, los tres astronautas regresaron a salvo a la Tierra y este mensaje quedó olvidado durante muchos años, hasta que el periodista Jim Mann encontró una copia en los archivos del gobierno de Estados Unidos, que ahora forma parte de la historia del programa Apolo.
RL