Al parecer los arácnidos han tenido más éxito que los humanos en alcanzar suelo marciano: recientemente la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus sus siglas en inglés) compartió imágenes de lo que podrían ser arañas espaciales invadiendo Marte.
La serie de patonas figuras fueron captadas durante la misión Mars Express y compartidas el 24 de abril en la cuenta oficial de X de la agencia. Las pequeñas y oscuras manchas se ubican en la región polar sur de Marte, punto extremadamente frío que puede alcanzar hasta los -150°C.
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No es la primera vez que imágenes como estas se aprecian en la superficie del planeta rojo, en mayo de 2018, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA por sus siglas en inglés) capturó una imagen en la misma región, lo que rápidamente captó la atención de medios debido a que su superficie parecía estar llena de arañas gigantes.
Sin embargo, más allá de lo observado, los expertos tanto en ese entonces como ahora, explicaron que se trata de un casquete glacial de dióxido de carbono que cubre el polo sur de Marte.
¿Por qué adquiere la forma de arañas? De acuerdo con la NASA y la Agencia Espacial Europea, esto ocurre durante la primavera marciana, pues el sol cae sobre “las capas de dióxido de carbono depositadas durante los oscuros meses de invierno”.
Gracias a ello el dióxido de carbono se va convirtiendo en gas que se acumula en la parte inferior de su capa de hielo, conforme se va acumulando logra romper dicha capa (que puede llegar a tener hasta un metro de espesor) e irse colando a la superficie. Lo que se puede ver es el gas cargado de material oscuro extendiéndose y anunciando la primavera.
“El gas que emerge, cargado de polvo oscuro, se dispara a través de grietas del hielo en forma de altas fuentes o géiseres, antes de volver a caer y posarse en la superficie. Esto crea manchas oscuras de entre 45 m y 1 kilómetro de ancho”, señala la ESA.
En medio de este proceso se van formando las ‘arañas’ debajo, es decir, la sustancia se va expandiendo como en una especie de grietas, y son la señal de que pronto emergerá el polvo oscuro desde lo profundo del hielo.
Este fenómeno ha sido captado por los dos exploradores de la misión Marte ESA; curiosamente la mayor parte de la invasión arácnida se ubica en una parte de Marte conocida como la Ciudad Inca —apodada de esta manera debido a su parecido con las ruina ubicadas en Machu Picchu, Perú— y cuyo origen sigue siendo un misterio para los científicos.
Traer a Marte o pisar suelo rojo
Las explotaciones que actualmente se llevan a cabo en Marte, forman parte de los esfuerzos que se han realizado en las últimas décadas para conocer más del planeta vecino.
Si bien hasta el momento ningún humano ha logrado pisar el suelo marciano, lo cierto es que se está cada vez más cerca de que tengan contacto con él: la NASA prevé que algunos astronautas puedan visitar el planeta en 2039, esto siempre y cuando se cumpla la previsión de la agencia espacial de usar la Luna como "plataforma de pruebas".
Por otro lado, 2030 las muestras recogidas por el robot Perseverance podrían llagar a la Tierra.
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Dichas muestras comenzaron a recolectarse desde 2021 y forma parte de lo que se considera “una de las misiones más complejas que la NASA haya emprendido jamás”, como destacó el administrador de la agencia espacial, Bill Nelson, en abril de este 2024.
Aún faltan al menos 6 años para que las muestras lleguen al planeta, sin embargo, Marte sigue siendo un gigante lleno de sorpresa, apenas en marzo se confirmó la existencia de un volcán gigante cerca de su ecuador, pese a que había sido fotografiado por diferentes sondas que han orbitado Marte, su forma está tan erosionada no había permitido su detección hasta ahora.
Este descubrimiento abre una puerta a los científicos para estudiar la historia geológica del planeta rojo.
Arañas espaciales
Aunque estuvieron a millones de kilómetros de distancia, lo cierto es que las arañas sí han llegado al espacio, aunque no a Marte. No se trató de una invasión ni de un accidente biológico, sino de un experimento realizado en la Estación Espacial Internacional en años recientes.
El propósito de Samuel Zschokke, Stefanie Countryman y Paula E. Cushing, investigadores que llevaron a cabo el proyecto, era averiguar si sus arañas podrían tejer redes en microgravedad.
En 2020 los resultados de sus investigaciones se publicaron en la revista The Science of Nature, mismos en los que detallaron cómo lograron que dos jóvenes arañas de la especie Trichonephila clavipes sobrevivieran a fuera de la Tierra a lo largo de 2 meses.
En este periodo se centraron en la forma en que los animales tejían sus telarañas, ya que esta fuerza es fundamental para ellas.
En la Tierra, estas arañas construyen sus telas de manera asimétrica, con el centro cerca del borde superior, y siempre se sientan mirando hacia abajo mientras esperan a sus presas. Se pensaba que esto se debía a la gravedad, por lo que se esperaba que las arañas en el espacio construyeran telas simétricas y no tuvieran una orientación específica.
Comprobaron parte de su hipótesis, pues la mayoría de las telarañas construidas en el espacio (no todas, recalcaron) eran bastante simétricas. Gracias a que los científicos tomaban fotos de ellas cada cinco minutos notaron que las telas eran más asimétricas cuando las luces estaban encendidas, y las arañas se orientaban en dirección opuesta a la donde estaba iluminado. Cuando las luces estaban apagadas, las arañas no tenían una orientación específica.
Por lo tanto, concluyeron que en ausencia de gravedad, las arañas pueden usar la dirección de la luz como guía para construir sus telas y orientarse mientras esperan a sus presas.
LHM