La nave espacial Starliner despegó el 5 de junio, en el debut de la empresa aeronáutica Boeing de viajes tripulados, luego de dos intentos abortados en menos de un mes.
A bordo se encontraban dos astronautas, Butch Wilmore y Suni Williams, rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI). Iban por una semana.
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Hoy, siguen varados en el complejo espacial multinacional sin tener muy claro cuándo podrán regresar a casa debido a fallas constantes de la nave insignia del orgullo de Boeing, la Starliner, principalmente en sus propulsores y en las fugas de hielo que pueden retrasar su viaje hasta febrero de 2025.
Ayer, Wilmore y Williams cumplieron 64 días en el espacio, 57 más del plan original mientras los altos directivos de la NASA sopesan la vía y la fecha para “su rescate” que deberán decidir en una semana aproximadamente.
Se barajan al menos dos opciones; una, enviar una cápsula Dragon de SpaceX o incluso, en prácticamente el único vínculo aún existente entre Moscú y Washington: una nave rusa Soyuz.
El problema es que, por la logística, el viaje puede aplazarse hasta febrero de 2025.
La agencia espacial de Estados Unidos busca la solución. Steve Stich, director del programa de tripulación comercial, fue lacónico en su respuesta para solucionar el problema: Volveremos a casa cuando estemos listos.
Buscando zanjar la situación, señaló: “La NASA siempre tiene opciones de contingencia”.
Lo cierto es que la Estación Espacial está diseñada para largas estancias; por ejemplo, dos cosmonautas rusos en septiembre cumplirán un año de permanecer en el complejo, periodo que marcará su fecha de regreso a través de una cápsula Soyuz.
Originalmente, la Crew 9 estaba programada para despegar el 24 de septiembre con cuatro tripulantes, pero las fallas de Boeing, sin una solución aparente, pueden modificar los planes.
Primero, la nave de SpaceX tendría que viajar sólo con dos personas para reservar dos asientos de regreso a Wilmore y Williams; y segundo, no es como otros medios de transporte habituales en la Tierra —aviones, trenzas, cruceros— con rutas constantes e inmediatas. La nave que llega a la EEI debe permanecer seis meses “estacionada”.
¿Quiénes son los pilotos?
Wilmore y Williams son capitanes retirados de la Marina y astronautas veteranos de la NASA que ya han participado en largas misiones en estaciones espaciales.
El piloto Wilmore, de 61 años, y Williams, de 58, dijeron que antes de este vuelo de prueba esperaban aprender mucho sobre Starliner y su funcionamiento.
En su única conferencia de prensa desde el espacio en julio, aseguraron a los periodistas que se mantenían ocupados, ayudando con las reparaciones y la investigación, y expresaron su confianza en todas las pruebas de Starliner que se están realizando entre bastidores. Todavía no han dicho nada público sobre las perspectivas de una estadía de ocho meses.
Las maletas de Wilmore y Williams fueron sacadas de la Starliner antes del despegue para dejar espacio para el equipo que se necesitaba con urgencia para el sistema de reciclaje de orina en agua potable de la estación espacial. Así que se las arreglaron con ropa de repuesto que ya tenían allí.
Una nave de suministro llegó finalmente esta semana con su ropa, junto con alimentos adicionales y experimentos científicos para toda la tripulación de nueve personas. Se espera que lleguen más suministros en unos meses más. En cuanto al aire, la estación espacial tiene sus propios sistemas de generación de oxígeno.
A pesar de las reservas de grasa, la NASA quisiera volver a la normalidad lo antes posible. Además de Wilmore y Williams, hay otros cuatro estadunidenses y tres rusos a bordo.
Tras el retiro de los transbordadores espaciales, la NASA contrató a empresas privadas para transportar astronautas a la estación espacial, pagando miles de millones de dólares a Boeing y SpaceX.
RM