En medio de la pandemia de la covid-19, los casos de obesidad en Puebla registraron un aumento de 43 por ciento; mientras que los diagnósticos de diabetes mellitus presentaron un alza de 24 por ciento y los pacientes con hipertensión arterial crecieron 13.90 por ciento.
De acuerdo con la “Radiografía de los padecimientos atendidos en el estado de Puebla 2021”, realizada por el Observatorio Ciudadano Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (Igavim), tras el periodo de confinamiento en 2020 por el inicio de la pandemia de la covid-19, a lo largo del año 2021, en el estado de Puebla se registró un aumento de los problemas de salud relacionados con la alimentación.
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Durante el año pasado, en Puebla se registraron 18 mil 711 nuevos casos de obesidad, es decir, cada 28 minutos con cinco segundos se diagnóstico uno. En 2021, los casos de obesidad aumentaron 42.93 por ciento con relación a los 13 mil 91 que se presentaron en el año 2020.
El reporte indica que durante el año pasado se registraron 12 mil 489 casos de diabetes mellitus no insulinodependiente, es decir, se presentó un incremento de 24.05 por ciento en comparación con los nueve mil 777 que se detectaron en el año 2020. A lo largo del año pasado, se detectó un nuevo caso de diabetes mellitus cada 43 minutos con 20 segundos.
De la misma forma, el análisis muestra que a lo largo del año pasado se contabilizaron 12 mil 489 casos de hipertensión arterial, 13.90 más que los 10 mil 965 contabilizados en el año 2020. A lo largo del año pasado se presentaron casos de hipertensión arterial cada 42 minutos con cinco segundos.
Ante el panorama, Isabel Fernández Crispín y Liliana Aracén Fuentes investigadoras del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Iberoamericana Puebla, coincidieron en la importancia de una alimentación sana en tiempos pandémicos para reducir la posibilidad de desarrollar obesidad o sobrepeso, así como otras enfermedades asociadas.
Por un lado, Isabel Fernández Crispín, investigadora de la Ibero Puebla, destacó que, el consumo de azúcares y harinas como fuente de energía representa un riesgo para la población que puede desencadenar en problemas de sobrepeso, obesidad, desórdenes de comportamiento y hasta diabetes.
Los azúcares añadidos pueden resultar perjudiciales para la salud porque están relacionados con enfermedades crónico-degenerativas y ofrecen energía sin valores nutrimentales, por lo que no son fuente de vitaminas y minerales, advirtió la investigadora.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que el consumo de azúcar sea menor al 10 por ciento de la ingesta calórica diaria, aunque lo ideal es que no exceda el cinco por ciento, añadió Liliana Aracén Fuentes, investigadora de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Los azúcares añadidos se pueden presentar a través de diferentes variantes: jugo de caña, glucosa, caramelo, melaza, fructosa, miel o jugo de frutas; todas ellas suelen incluir grasas saturadas, explicó la especialista.
De la misma forma, el alto consumo de sal contribuye a la retención de líquidos y eleva la presión arterial, ante lo cual, es fundamental no superar los cinco gramos diarios, explicó Aracén Fuentes, quien resaltó que, entre los alimentos altos en sodio, se encuentran los productos de panadería, embutidos, alimentos enlatados, refrescos, quesos procesados, sazonadores y frituras.
AFM