Hace casi seis años una joven, quien pidió mantener el anonimato, pasaba por lo que ella considera “la etapa más oscura de su vida”. Nunca se había cortado el cabello, pero ante la situación decidió hacerlo con un fin: crecer como persona al ritmo que lo hacía su pelo; asegura que así fue. Hoy busca compartir esa fuerza de voluntad para que la tengan otras personas, motivo por el que decidió dar su cabellera a las pacientes con cáncer.
Las pelucas oncológicas se han convertido en una cadena de donación de quienes dan su cabellera, de los estilistas y los que las fabrican, labor que lleva mínimo tres meses para hacer solo una, así lo dio a conocer Adriana Navarro Vargas, secretaria del Departamento de Ginecología del Instituto Nacional de Perinatología (Inper), quien ayuda en la recolección de pelo para dicha causa.
CADENA ALTRUISTA
En el Centro Médico ABC un grupo se reúne para dar su tiempo y, con el cabello donado, hacer pelucas para pacientes con cáncer. Renate Levy, una mujer alemana quien asegura es “mexicana de corazón”, realiza labores altruistas desde hace 10 años. Ella es una de las 116 Damas Voluntarias o Pink Ladies, grupo que desde hace 65 años trabaja para ayudar a los pacientes con varias actividades que hagan su estancia en el hospital más agradable.
Ella llegó a México hace 28 años y desde entonces ha buscado poner su granito de arena; en esa labor logró impulsar el Banco de Pelucas. En entrevista para MILENIO, relató cómo surgió la idea: “Hace cuatro años vi en una nota que en Venezuela hicieron una colección de trenzas, dije, ‘si allá lo pueden hacer, nosotros también’. La primera vez, hace cuatro años, hicimos un gran evento en el Auditorio Nacional para ver cuántas trenzas podíamos juntar y fueron 120 personas (…) Lo hicimos otra vez un año después, pero fue un éxito mucho más grande. En el transcurso del año nos llegaron más”.
Tenían el material, pero no quién las fabricara, labor que recayó en Natalia Rodríguez Rojas, quien se había rendido al no encontrar quién las hiciera: “A mí me motivó la señora Renate, ella me preguntó si yo sabía quién hacía pelucas para mandarlas hacer y sí busqué, pero nunca encontré (...) Recorrí varias academias de estilismo, pero nadie enseñaba. Me di por vencida.
“En una ocasión que andaba por el Centro, me metí a una academia a preguntar si daban clases para hacer pelucas, me dijeron que no, pero que había otro lugar donde una directora sabía hacerlas. Fui, me inscribí, tomé la clase y fue el momento cuando le dije a la señora Renate: ‘Ya tenemos quién, podemos hacer pelucas’. Me dijo ‘¿ya encontraste?’, y le respondí ‘yo las voy a hacer’.
El año pasado donamos 35 pelucas, ahorita tenemos el proyecto de entregar 50 para octubre a institutos del cáncer como el Incan y Fucan, entre otros, dijo la mujer, quien actualmente es maestra en el taller de pelucas.
“Tenemos las clases dos veces por mes, los martes de nueve de la mañana a dos de la tarde. En ocasiones nuestro grupo comienza con ocho personas y termina con cuatro.
“Las personas que quieran aprender deben saber que no es para lucrar porque lo hacemos para ayudar a las personas de bajos recursos (...) Son muy caras, su valor es de entre 15 mil y 20 mil pesos. Si es de pelo largo sale hasta en 25 mil”, abundó.
Navarro Vargas destacó que siguen recibiendo ayuda; hace unos días Gerardo Antonio Cruz Rojo, en representación de Gran Terraza Lomas Verdes y Grupo Gigante Inmobiliario, llevaron al Inper 150 trenzas que recopilaron.
Señaló que quien quiera apoyar puede comunicarse con ella al teléfono 55 20 99 00, extensión 397, de ocho de la mañana a tres de la tarde.
Rosa María Torres Frías, una de las beneficiadas, agradeció la labor altruista: “Soy sobreviviente de cáncer de mama. En 2017 me lo diagnosticaron. Ahorita sigo recibiendo quimioterapias. Estoy muy agradecida por la peluca que me hicieron, incluso vengo a donar cabello de mi familia y a colaborar para ayudar a más gente que también lo necesita, porque es importante”.