Café y alcohol, agentes protectores contra el Párkinson: especialistas

Estudios han revelado que las personas que consumen alcohol y café diario tienen menos posibilidad de desarrollar Parkinson, lo que no debe tomarse como una invitación a convertirse en alcohólico”, aclaró un experto.

Red Mexicana de asociaciones de Parkinson junto a especialistas informan sobre la enfermedad neurodegenerativa | Blanca Valadez
Blanca Valadez
Ciudad de México /

El neurólogo Carlos Martínez aseguró que tomar tres tazas de café diario y consumir alcohol, paradójicamente, se han convertido en alguno de los factores protectores contra desarrollo del Parkinson, enfermedad neurodegenerativa caracterizada por la pérdida progresiva de neuronas productoras de dopamina en el cerebro.

“Hay factores protectores, curiosamente, el alcohol y consumo de café, tres tazas por día, se ha descrito que protegen contra el Parkinson, por supuesto, la actividad física regular y la alimentación adecuada”, explicó Martínez, especialista en Parkinson tras comentar que esta enfermedad, por su complejidad, ha sido estudiada desde diversos enfoques y uno de ellos ha sido la cafeína y el alcohol.
“Son estudios que se han hecho en pacientes y se ha visto en los mismos que tienen menos posibilidad de desarrollar Parkinson, lo que no debe tomarse como una invitación a convertirse en alcohólico”.

En el Día Mundial del Parkinson, que se conmemora cada 11 de abril para recordar a los 10 millones de pacientes en el mundo que viven en esta condición neurodegenerativa, Marie Stella Perry compartió su historia.

En casa “mi nieta me veía como una bruja de cuento”, relató Perry, paciente con Parkinson. Su cara rígida, ausente de expresividad alguna como dibujar una sonrisa, propiciaba también mucho miedo entre los niños a los que les daba inglés.

En 2007, Perry fue diagnosticada con Parkinson —catalogada la segunda enfermedad neurodegenariva después de Alzheimer— y, a partir de ese momento, se enfrentó a situaciones como extremas como lentitud en la marcha, pérdida del equilibrio, la imposibilidad de desplazarse en espacios pequeños como su casa o subir escaleras debido a que una de sus piernas estaba paralizada.

Perry formaba parte de ese grupo donde la enfermedad afecta a 50 de 100 mil personas, dos hombres por cada mujer. Su condición comenzó a deteriorarse a pesar de la toma de medicamentos y de la rehabilitación.

Por eso, en mayo de 2020 decidió colocarse un implante de estimulación profunda, basado en la colocación de dos electrodos en el cerebro que descarga corrientes eléctricas en núcleos específicos para inhibir tanto la rigidez —que presentan el 30 por ciento de los afectados— como los temblores involuntarios —que afecta al 70 por ciento de los pacientes—.

Implante de estimulación cerebral profunda para tratar Parkinson

La labor del dispositivo es producir una estimulación eléctrica en esas áreas específicas, dotándolos de dopamina, explicó Jesús Fonseca Cosío, especialista en neurocirugía en el Centro Médico Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde han colocado más de 250 aparatos de Estimulación Cerebral Profunda (ECP) a los que cumplen con los criterios médicos, entre estos, carecer de factores de riesgos como la diabetes.

Con anestesia local y sin causar somnolencia al paciente, debe mantenerse alerta y seguir instrucciones, se coloca un marco a especie de corona que se fija en el cráneo y se hacen las perforaciones. Se introducen los electrodos que generan corriente eléctrica a determinada frecuencia y por debajo de la piel se injerta una batería en el área del pectoral, misma que es visible, para que el paciente recargue el dispositivo con energía eléctrica que se irá ajustando de acuerdo con la valoración.

“Es la mejor terapia para los pacientes. Se coloca electrodos dentro del cerebro, en zonas muy específicas, por ejemplo, en el núcleo ventral intermedio para controlar los temblores; núcleo subtalámico con exceso de temblor y efectos secundarios a los medicamentos, y la intención es reducir la toma de terapias, y en el lóbulo parietal que ayuda a los pacientes con discinesia, es decir, que tienen contracturas, sufren de exceso de dolor y tienen rigidez”, explicó.
“El generador se conecta a una tableta por bluetooth y con ella ajustamos a los parámetros, para ello, el paciente en plena cirugía debe de decir cómo se siente. Se impacta en el movimiento, la rigidez, se disminuye el dolor. Se mejora su calidad de vida”, dijo Fonseca Cosío luego de comentar que en el sector privado esta intervención supera los 15 mil dólares.

Un grupo multidisciplinario y ético, comentó, analiza al paciente ideal, que sea menor de 65 años, con adecuada respuesta a la terapia levodopa y sin contraindicación por padecer diabetes, hipertensos, con cardiopatías o cuya condición eleve el riesgo muerte.

“Se está procurando intervenir de manera temprana y no cuando esté muy deteriorado el paciente”, aseveró tras referir que este tipo de dispositivos también son candidatos para usarse en pacientes con adicciones a drogas, a la comida, con depresión severa, entre otros.

La duración del aparato es de 15 años en promedio, aunque algunos deben ser reemplazados cada 5 años. “Estamos operando alrededor de 60 pacientes al año en el IMSS”, aseveró.


Características del Parkinson 

Carlos Martínez, neurólogo y especialista en Parkinson, comentó que el padecimiento no es de carácter hereditario, aparece de forma espontánea entre los 50 y 65 años, pero se ha demostrado que hay algunas excepciones cada más frecuentes que suceden antes de los 40 años, también conocido como Parkinson juvenil.

“En casos excepcionales, se ha informado de casos de Párkinson en personas menores de 20 años (Parkinson juvenil, la cual si es por herencia genética o por un cúmulo de sustancias como cobre, calcio, magnesio en el cerebro, son pocos casos).
“La causa exacta de la enfermedad es desconocida, pero se cree que puede estar relacionada con una combinación de factores ambientales, así como la presencia de proteínas anormales llamadas cuerpos de Lewy (…) Los cuerpos de Lewy son agregados anormales de proteínas que se acumulan en las células nerviosas y pueden interferir con su funcionamiento normal”, explicó.

Algunos factores de riesgo, además de la edad, incluyen exposición a productos químicos tóxicos y lesiones cerebrales de repetición. Son los campesinos, por ejemplo, uno de los sectores afectados por el contacto con pesticidas.

Síntomas no motores 

En las primeras etapas de la condición de Parkinson, los síntomas pueden ser sutiles y difíciles de detectar, lo cual hace que el diagnóstico sea a menudo tardío.

Hay síntomas no motores que pueden alertar sobre la enfermedad, como la depresión y ansiedad; problemas cognitivos, dificultades para concentrarse, recordar cosas y realizar tareas que requieren pensamiento complejo; dificultades para conciliar el sueño o para mantenerse dormidos durante la noche. Estreñimiento, olfato disminuido, salivación y otros problemas gastrointestinales, dificultades para orinar, incluyendo la necesidad de orinar con frecuencia o la urgencia de orinar.

Mitos

Margarita Vallejo, representante de la Red Mexicana de Asociaciones de Parkinson y presidenta de la Asociación Mexicana de Parkinson, comentó que “es importante generar conciencia en las personas de que existe esta condición”

Asimismo, comentó que es fundamental derribar mitos como el hecho de que con el tratamiento del Parkinson la condición empeora con el tiempo, por lo que no vale la pena tratarla. Actualmente, el Parkinson no tiene cura, sin embargo, es crucial recibir un tratamiento adecuado que ayude a controlar los síntomas y mejorar su calidad de vida. La terapia temprana y continua ayuda a retrasar su progresión de manera efectiva.

Si bien, la medicación puede ser una parte importante del tratamiento del Parkinson, también hay otras opciones de tratamiento, como la terapia física, ocupacional y del habla, así como la cirugía; por ello tener un tratamiento integral implica también abordar los síntomas no motores, como la depresión, la ansiedad, los trastornos del sueño y los problemas de memoria y cognición.

El Parkinson no tiene una cura, sin embargo, se puede ofrecer un tratamiento integral, pues la suma de fármacos, terapias como el ejercicio, el yoga, o incluso la asistencia a terapia psicológica pueden representar una gran mejoría en las etapas iniciales de la condición.


DM

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