El subdiagnóstico y subregistro de la mortalidad por cáncer de pulmón, ha propiciado que la enfermedad sea “casi inexistente” en México donde la prevalencia oficial es de 0.005, es decir, diez veces menor a la reportada en Latinoamérica y en el resto del mundo que la ubican entre las más letales, es decir, entre las primeras dos causas de decesos, aseguró Jorge A. Alatorre Alexander, médico oncólogo especialista.
Y, lo grave, es que, durante la pandemia, los médicos poco capacitados optaron por responsabilizar de diversos decesos al coronavirus.
“Para un médico que no está capacitado, que no sabe de una enfermedad, no puede hacer un diagnóstico. El doctor va a decir se murió de covid, o se murió de EPOC exacerbado, pues se presenta con síntomas respiratorios como tos y falta de aire, que podemos confundir con covid, por ejemplo”, detalló.
Para magnificar la gravedad del subregistro y subdiagnóstico, recordó que “en todos los países del mundo, en Estados Unidos, el 0.06 de las personas mueren de cáncer de pulmón. Ahora, imagínense que en México es el 0.005, parece que es 10 veces menor".
“El número de muertos en México, cifras que se reporta a la Organización Mundial de la Salud, es el mismo número de muertos que reporta Cuba, pero Cuba tiene el 10 por ciento de nuestra población. No lo puedo creer. Y esto en qué nos impacta, en que los tomadores de decisiones sobre el presupuesto en salud evidentemente dicen “no, hay cosas más importantes en las que hay que centrase porque el cáncer de pulmón es la causa número cinco de muerte”, aclaró Alatorre Alexander.
En el mundo, el cáncer de pulmón forma parte del “top-ten de causas de muerte” y esta, incluso, por encima de los decesos que genera el cáncer de mama, próstata y colon. “Existe ese subdiagnóstico y un subregistro muy importante, por lo que los casos reales son muy superiores a los datos oficiales”, aseveró.
“Entonces con este subdiagnóstico de la enfermedad y con el subregistro de muertes, la enfermedad de cáncer de pulmón es como si no existiera”, detalló tras recordar que un paciente, desde que se tiene la sospecha hasta que llega al final, tarda 6 meses.
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Y, la gran mayoría, de esos pacientes llega en más del 98 por ciento de los casos, en etapas muy avanzadas cuando resulta difícil la sobrevivencia.
“Es de las más letales por la rápida multiplicación de las células cancerígenas y por su difícil detección, pues una vez iniciados los síntomas se diagnostican 98 por ciento de los casos en etapas avanzadas… limitando la posibilidad de curación”, añadió Patricia Mondragón Celis, presidenta y fundadora de Respirando con Valor, encargada del Primer Estudio Cualitativo en México sobre la Realidad del Cáncer de Pulmón.
La falta de capacitación como el estigma hacia la enfermedad son parte de las causas de este rezago en la información generada a nivel nacional sobre el cáncer de pulmón. No todos desarrollan cáncer de pulmón por fumar.
Marcos Flores Morales es campesino. Su labor, desde menor, ha sido cuidar pollos y gallinas en las granjas, enrolarse con los jornaleros para pizca de cosecha, incluso, en las cuadrillas de albañiles dedicados al llamado “colado”.
“Estuve en constante contacto con diversos químicos. Y luego me caí de un andamio. Me pegué muy fuerte. Yo, a pesar de todo, me sentía muy bien, pero tenía una terrible tos. Entonces fui al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) y ahí me diagnosticaron cáncer en el pulmón. Yo no soy fumador y no entiendo bien por qué me enfermé”, comentó.
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Elysse Bautista González, investigadora del Laboratorio de Equidad en Salud y colaboradora del análisis, comentó que el estigma sobre dicha neoplasia propicia despidos laborales acentuando las brechas de acceso a la atención médica, y a ello se suman la dificultad del diagnóstico.
Por ejemplo, la tos recurrente y con sangre, que aparece no solo entre los fumadores sino con personas expuestas a la leña de fuegos y a sustancias químicas.
Entre la sospecha, el diagnóstico y tratamiento, comentó, pueden pasar hasta 7 meses. “Estamos perdiendo mucho tiempo”.
Una mujer con tos, dolor en el pecho y cansancio, recordó, pasa hasta por 13 médicos antes de llegar al diagnóstico. “Es un caso dramático, sobre todo, porque no podía faltar a su trabajo, y cuando finalmente se llega al diagnóstico, experimenta culpa, enojo porque los médicos se tardaron y una vez que llegan al Instituto Nacional de Cancerología (INCAN) o al INER, la panacea de la atención, por cuestiones administrativas se sigue demorando el tratamiento”, añadió.
Bautista González refirió que en el estudio se detectó que algunos pacientes sufren de abandono y hasta se divorcian para poder entrar al INCAN. “Renuncian a su afiliación al IMSS por las limitaciones de diagnóstico, y terminan por tratarse en el sector privado donde es difícil costear su tratamiento”.
AGB