Rumores, videos y la posibilidad de que aparezcan en el colchón han llevado a muchas personas a permanecer en alerta ante la posible llegada de las chinches, insectos que se caracterizan por alimentarse de la sangre humana.
La presunta detección de estos animales ya ha causado diversas afectaciones: por ejemplo, en algunas facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fueron suspendidas las actividades ante los reportes de esta plaga.
Ello solo unas semanas después de que se anunciaran labores de fumigación de trenes en una de las líneas del metro de la Ciudad de México.
En medio de la preocupación que ha despertado este panorama, la Secretaría de Salud capitalina (Sedesa) emitió un comunicado en el que señaló que hasta el momento no existen elementos para emitir una alerta sanitaria por chinches en la región, por lo que no corresponde a un problema de salud pública.
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En contraste y del otro lado del mundo, la primera ministra de Francia, Élisabeth Borne declaró que las chinches han desatado psicosis en la capital del país, asegurando que son una fuente de ansiedad y un “auténtico calvario” para las personas afectadas.
De hecho, en dicho país incluso se han dado testimonios de personas que creen verlas por todos lados, otras más se rascan apenas alguien menciona el tema y algunas más sienten que algo camina sobre su cuerpo aun cuando estos insectos no estén presentes en su cuerpo ¿por qué pasa esto?
De acuerdo con la psicóloga de la Universidad Del Valle de México, Nallely Ruiz Martínez, hay una explicación detrás de estas reacciones y están asociadas principalmente al estrés y la ansiedad.
Ello debido a que el cuerpo responde a ciertos estímulos de forma motora que se activan como un mecanismo de defensa en contra del milimétrico enemigo, lo mismo puede suceder con los piojos u otros insectos, pues el cerebro está “programado” para detectarlos como una amenaza.
Dicha reacción puede desencadenarse ya sea por estímulos visuales, auditivos o cognitivos, es por ello que se puede sentir picazón o sensaciones incómodas en distintos puntos del cuerpo al hablar, ver, pensar o sospechar que hay chinches cerca.
En el caso de la picazón las zonas afectadas regularmente son aquellas que están más al alcance de las manos, principalmente tienden a ser la cara, el cuello o el cuero cabelludo.
Al respecto, la experta detalló que la sensación de comezón es la consecuencia de una activación de pequeñas terminaciones nerviosas de la piel que transmiten la señal a la corteza cerebral sensorial a través de las fibras nerviosas.
“Es una respuesta motora: el cuerpo se está tratando de defender de las chinches por lo que la gente comienza a rascarse. Esta conducta del rascado ayuda a disminuir la ansiedad y ayuda a que el sistema inmune se eleve”, explica.
En este sentido reiteró que la reacción es hasta cierto punto normal, ya que es parte de una función adaptativa.
“Psicológicamente asociamos que estamos matando a la bacteria, parásito, piojo o chinche”, señala.
Esto también está ligado con las emociones que sentimos respecto a ciertos animales (tal es el caso de las chinches), como asco o temor, pues son parte de una experiencia fisiológica/adaptativa, misma que prepara al organismo para que ejecute eficazmente una acción ante una condición del entorno, según explicó la experta.
En este caso, para reducir la ansiedad, la mejor sugerencia es mantener la mente distraída: los ejercicios de meditación y respiración pueden ayudar.
Nallely Ruiz también destacó que es probable que las personas se encuentren con mayor carga de estrés respecto a estos animales debido a que “venimos de una pandemia”, de ahí la importancia de que la gente se mantenga informada, pues ello ayuda a evitar caer en rumores y noticias falsas, mismas que podrían desembocar en una “psicosis” colectiva, es decir, que se comience a ver chiches en donde quizá no las hay.
LHM