Te has preguntado ¿Cuántas veces debes cambiar las sábanas de tu cama? Aunque algunos usuarios consideran que es un tema personal, en realidad, se trata de un tema de salud que debe tomarse en cuenta para tener mejor calidad de sueño e higiene.
¿Cuántas veces se deben cambiar las sábanas de cama?
De acuerdo con Lindsay Browning, neurocientífica y experta en sueño, se deben cambiar las sábanas una vez a la semana o cada dos semanas como máximo. La experta hizo hincapié que el cambio de sábanas debe ser más frecuente en caso de altas temperaturas u ola de calor.
“El sudor entre las sábanas hace que tenga un olor desagradable y obstruye bastante. Si no lavas las sábanas lo suficiente, las células muertas de tu piel se acumularán en la tela”, explicó para BBC.
Además, la acumulación del sudor y las células muertas provocan el crecimiento de ácaros que pueden causar molestias y erupciones en la piel. La experta dijo que se puede extender el período de cambio de sábanas solo en los meses de invierno, pero lo ideal es hacer el cambio una vez a la semana.
La doctora indicó que la cama debe ser un “santuario” para dormir, siendo una importante recomendación para los pacientes que padecen de insomnio: “si tus sábanas no están lavadas y se ven sucias o huelen, eso se suma a esa sensación de que tu cama no es el lugar donde quieres estar”.
¿Qué pasa si no cambio las sábanas de la cama tan frecuentemente?
Estrés y alteraciones del sueño: Un entorno de descanso limpio y fresco mejora la calidad del sueño, mientras que dormir en sábanas sucias puede contribuir al estrés y disminuir la calidad del descanso.
Alergias: Los excrementos de los ácaros contienen proteínas que pueden provocar reacciones alérgicas en algunas personas. Los síntomas típicos incluyen estornudos, picazón en la nariz o en los ojos, nariz congestionada y secreción nasal.
Asma: Para las personas con asma, la exposición a los ácaros del polvo puede desencadenar ataques o exacerbaciones. Los síntomas pueden incluir dificultad para respirar, opresión en el pecho, y tos persistente.
Rinitis alérgica: Los ácaros de cama pueden ser una de las causas de la rinitis alérgica, que se manifiesta con síntomas como congestión nasal, estornudos, y picazón en nariz y ojos.
Dermatitis atópica: En algunas personas, los ácaros pueden desencadenar o empeorar los brotes de eczema, resultando en piel roja, inflamada y con picazón.
Conjuntivitis alérgica: La exposición a los ácaros también puede provocar conjuntivitis alérgica, caracterizada por picazón en los ojos, lagrimeo, enrojecimiento, y sensación de quemazón.
Problemas dermatológicos: La acumulación de suciedad y aceites puede obstruir los poros, provocando brotes de acné, dermatitis, y otras irritaciones de la piel.
Alergias: Los ácaros del polvo, que prosperan en ambientes cálidos y húmedos como la ropa de cama sucia, son una causa común de alergias y asma. Las reacciones pueden incluir estornudos, picazón en los ojos, nariz congestionada, y dificultad respiratoria.
Infecciones: Las sábanas sucias pueden ser un caldo de cultivo para bacterias y hongos, aumentando el riesgo de infecciones cutáneas y otros problemas de salud, especialmente si existen cortes o heridas.
Problemas respiratorios: La acumulación de polvo y ácaros puede afectar la calidad del aire en el dormitorio, lo que puede provocar problemas respiratorios durante el sueño.