Las observaciones de un cuásar distante han permitido encontrar evidencias de antiguos vestigios químicos que revelan la muerte de una posible estrella de las primeras que iluminaron el universo.
El Laboratorio Nacional de Investigación en Astronomía Óptica-Infrarrolla (NoirLab) en Cerro Tololo (Chile) informó de que un análisis innovador de un cuásar distante permitió encontrar una proporción inusual de elementos que, para los científicos, solo podría venir de los desechos producidos en la explosión de una estrella de primera generación de 300 masas solares.
Es probable que las primeras estrellas -conocidas como Población III- se formaran cuando el universo tenía apenas 100 millones de años, menos del uno por ciento de su edad actual, y eran tan grandes que cuando explotaron como supernovas sembraron el espacio con una combinación distintiva de elementos pesados.
Sin embargo, a pesar de décadas de búsqueda hasta ahora no existe evidencia directa de estas estrellas primordiales.
El análisis de unos los cuásares más distantes conocidos -cuya luz ha estado viajando 13.100 millones de años-, con el telescopio Gemini Norte, ha permitido identificar lo que los investigadores creen que es el material remanente de la explosión de una estrella de primera generación.
Usando un método innovador para deducir los elementos químicos contenidos en las nubes que rodean al cuásar, notaron una composición muy inusual en la que el material contenía diez veces más hierro que magnesio, comparado con la proporción de estos elementos que es posible encontrar en nuestro Sol.
La explicación más probable para esta sorprendente característica es que el material lo dejara una estrella de primera generación que explotó como una supernova de inestabilidad de pares que, a diferencia de otras supernovas, no dejan restos estelares.
Si estos resultados son evidencia de una de las primeras estrellas y de los restos de una supernova de inestabilidad de pares, este descubrimiento ayudará a completar nuestra imagen de cómo la materia en el universo evolucionó hasta convertirse en lo que es hoy en día, señala el NoirLab.
Para verificar si esta interpretación es correcta, se requieren muchas más observaciones para ver si otros objetos presentan características similares.
jk