La madrugada del 6 de febrero del 2016 los habitantes de Tainan, ciudad costera de Taiwán, vieron interrumpido su sueño luego de que un movimiento de 6.4 de magnitud comenzó a sacudir el suelo.
El sismo derribó varios edificios en la zona, por lo que muchas personas perdieron no solo su hogar, sino también su vida: más de 200 personas fueron rescatadas, sin embargo, alrededor de cien quedaron sepultadas entre los escombros, entre ellas, un bebé y una niña, como detallan los reportes nacionales.
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Una de las zonas más afectadas fue la de unos apartamentos de 17 plantas ubicados en Wei Kuan, en los que vivían al menos 256 personas.
Ante la tragedia, el gobierno exigió la revisión de más de 34 mil construcciones, obligando a los propietarios a garantizar la seguridad de los inmuebles. En aquel periodo, cinco personas involucradas en la construcción del edificio que se desplomó fueron declaradas culpables de negligencia y encarceladas.
Este es solo una de las medidas que el gobierno de Taiwán adoptó con el fin de evitar que estos fenómenos naturales sigan desembocando en catástrofes, pues desde hace años la región ha buscado reforzar tanto las acciones reactivas como aquellas que buscan prevenir víctimas mortales y daños estructurales, de ahí que los expertos consideren a este país una de las regiones del mundo más preparadas para afrontar terremotos.
El camino, sismos y Taiwán
Taiwán tiene la mayor densidad de estaciones sísmicas del mundo. Cuando ocurre un terremoto, “se puede determinar rápidamente la ubicación, el tamaño y la profundidad del epicentro, y se puede captar la distribución de la intensidad sísmica en varios lugares”, según explican Huang Ming Wei y Wu Zixiu, integrantes del Centro Nacional de Ciencia y Tecnología de Prevención y Rescate de Desastres de Taiwán.
Y es que el país ha ‘entrenado’ desde 1965 para responder a lo impredecible: el movimiento de las placas tectónicas en las que se sitúa, es decir, la continental euroasiática y la placa del Mar de Filipinas. Basta señalar que el país se ubica a lo largo del “Anillo de Fuego” del Pacífico, la línea de fallas sísmicas que rodea el océano.
En 1994, propuso su primer 'Plan de Prevención de Desastres'. Tres años después, se promovió un plan nacional de ciencia y tecnología para reforzar medidas de prevención de desastres.
Finalmente, en el año 2000, estableció la ‘Ley de Prevención de Desastres’, que “sentó las bases legales para el trabajo de prevención y control de desastres”. La medida se dio solo un año después de que la madrugada del 21 de septiembre la historia del país quedará marcada por uno de los terremotos más destructivos que ha vivido.
El movimiento de magnitud 7.3 con epicentro en la ciudad de Jiji no sólo transformó el territorio (algunas regiones se elevaron hasta 7 metros), sino que además dejó 11 mil 305 personas heridas de gravedad y cobró la vida de 2 mil 415 más, según los datos de la Agencia Nacional de Bomberos taiwanesa.
El terremoto del 3 de abril
Este 3 de abril de 2024, Taiwán volvió a experimentar condiciones similares (sumado a una alerta por tsunami), sin embargo, pese al riesgo y a que el movimiento telúrico fue equiparable en magnitud al registrado hace 25 años, no tuvo el mismo efecto.
El terremoto sacudió el suelo de tal manera que logró desplomar cerca de 100 edificios, varios de ellos se ubican en la región de Hualien. En la capital, Taipei, sólo se registraron pérdidas menores.
De acuerdo con los primeros reportes, la Agencia Nacional de Bomberos de Taiwán (NFA), hay 71 personas atrapadas en dos minas en Hualien, por lo que las autoridades desplegaron maniobras de rescate.
En tanto, hasta la última actualización del día, al menos nueve personas han muerto y más de 900 han resultaron heridas.
Actualmente, en la región se implementan códigos de construcción (la mayoría revisados después del desastre de 1999) y “una mejor tecnología”. De acuerdo con el National Applied Research Laboratories estas son algunas medidas que se han implementado para ‘enfrentar’ los sismos:
- Aumentar la seguridad sísmica cerca de las zonas de falla
- Mejorar la resistencia de los edificios con plantas bajas débiles
- Refinar los datos de licuefacción del suelo y el diseño anti-licuefacción, pues, si se produce este fenómeno en el suelo de los cimientos de un edificio y estos no están diseñados adecuadamente para resistir, puede causar graves hundimientos o inclinación del edificio. El terremoto de Jiji de 1999 fue un caso en el que se produjeron daños por licuefacción en edificios.
- Garantizar la calidad del diseño y la efectividad del aislamiento y la amortiguación sísmicos.
- Exámenes rápidos a todas las estructuras que tengan más de nueve y seis pisos de altura
Un estudio de marzo de 2016 mostró que áreas de ocho ciudades y condados taiwaneses eran altamente vulnerables al colapso estructural en un terremoto debido a la composición de su suelo, de ahí la importancia de contemplar los códigos de construcción para estructuras nuevas.
Dentro de la ‘receta’ que ha permitido que Taiwán tenga un mejor manejo de los riesgos se encuentra un ingrediente clave: campañas de educación pública generalizadas sobre seguridad en caso de terremotos.
Un edificio que desafía a los sismos
El Taipei 101, uno de los rascacielos más famosos de Taiwán debido a su famosa resistencia a los terremotos y tifones. Esta característica se debe principalmente a un dispositivo llamado "amortiguador de masa" o "amortiguador de viento".
El amortiguador de viento es una gran bola dorada suspendida debajo de la cubierta del observatorio del edificio. Este dispositivo genera una fuerza de reacción para negar el choque o la vibración causada por fuerzas externas, como terremotos o incluso vientos fuertes.
Y es que, al tener 508 metros de altura, esta estructura es susceptible a la oscilación causada por movimientos violentos. Sin embargo, gracias al amortiguador de viento, se puede reducir la vibración causada por los vientos altos.
Además, el sistema de estructura del edificio es un sistema de núcleo reforzado y sobresaliente con 16 columnas de caja de acero y 8 súpercolumnas llenas de concreto en el perímetro. Cada ocho niveles, enormes cerchas de sobresaliente de acero conectan las columnas en el núcleo a las súpercolumnas en el perímetro.
Es así como la forma del Taipei 101 fue pensada para minimizar la oscilación y mantener la estabilidad del edificio en condiciones extremas.
En el caso de México
El sismo que se vivió en México el 19 de septiembre de 2017 comparte similitudes con los de Taiwán (1999, 2024), debido a que los tres fueron de magnitud 7 o superior.
Sin embargo, en cada caso el impacto que tuvieron fue distinto, especialmente en el número de personas fallecidas, así como de cantidad de estructuras afectadas. En territorio mexicano, por ejemplo, la Coordinación Nacional de Protección Civil informó que hubo un total de 230 fallecidos.
Así como en Taiwán, en México se han realizado modificaciones a los reglamentos de construcción tras grandes sismos.
“El sismo del 2017 nos dio mucho de que entender, sobre todo, cómo funcionan los sismos cercanos. Esto hizo que también cambiaran las normas de construcción”, explicó el geólogo Alejandro S. Méndez en una entrevista con Milenio.
En este sentido, destaca que actualmente, muchos de los edificios que tienen más riesgos dentro de toda esta zona de alta actividad sísmica son aquellos que tienen más de 40 años, ya que “fueron construidos con normas que ya no son vigentes”.
También se tiene que pensar en la degradación del material, pues cada estructura tiene un tiempo de vida y fue construida en normas de cierto periodo, “el problema es que esas normas van evolucionando porque vamos aprendiendo más”, destacó el investigador.
LHM