Estimular la corteza prefrontal, la parte del cerebro responsable de controlar ideas y comportamientos complejos, puede reducir la intención de una persona de cometer actos violentos en más del 50 por ciento, según una investigación de la Universidad Tecnológica de Nanyang (NTU, por sus siglas en inglés), en Singapur, y la Universidad de Pensilvania, publicada en 'Journal of Neuroscience'.
Incluso, el uso de una técnica mínimamente invasiva, llamada estimulación transcraneal de corriente directa, aumentó la percepción de que los actos de agresión física y sexual eran moralmente incorrectos.
"La capacidad de manipular aspectos complejos y fundamentales de la cognición y el comportamiento desde fuera del cuerpo tiene tremendas implicaciones sociales, éticas y posiblemente legales algún día", dice el autor principal de la investigación, Roy Hamilton, profesor asociado de Neurología en la Escuela de Medicina Perelman.
Se está viendo el crimen violento desde una perspectiva de salud pública, agrega el coautor del artículo, el psicólogo Adrian Raine. "Sólo hicimos una sesión de 20 minutos y vimos un efecto. ¿Qué pasaría si tuviéramos más sesiones? ¿Qué pasaría si lo hiciéramos tres veces a la semana durante un mes?"
Para sacar estas conclusiones, el equipo de investigación realizó un ensayo de control aleatorio doble ciego en 81 adultos sanos de 18 años o más. Al comienzo del estudio, los participantes fueron asignados aleatoriamente a uno de dos grupos: el primero recibió estimulación en la corteza prefrontal durante 20 minutos; el segundo, el grupo placebo, recibió una corriente baja durante sólo 30 segundos.
Los investigadores se centraron específicamente en la corteza prefrontal dorsolateral, en la parte superior del área frontal del cerebro, porque está bien documentado que los individuos antisociales tienen déficits en esta región. "Si se escanea el cerebro de un delincuente, no sabemos realmente si es el déficit cerebral lo que lleva al comportamiento o si es al revés", apunta Olivia Choy, profesora asistente en Psicología en NTU en Singapur. "Uno de los principales objetivos de este estudio fue ver si había un papel causal de esta región del cerebro en el comportamiento antisocial".
Tras la estimulación, los investigadores presentaron a los participantes dos escenarios hipotéticos de agresión física y sexual, y les pidieron que calificaran en una escala de 0 a 10 (donde 0 no era una posibilidad y 10 era el cien por cien) la probabilidad de que actuaran como protagonista en las viñetas.
Para aquellos en el grupo experimental, la estimulación disminuyó su intención de llevar a cabo una agresión física y sexual en un 47 y 70 por ciento, respectivamente. Los participantes también calificaron en la misma escala de 0 a 10 cómo de moralmente incorrectos creían que eran los escenarios.
En teoría, los resultados significan que intervenciones biológicas simples, ya sea por separado o junto con intervenciones psicológicas, tienen el potencial de reducir el comportamiento violento.
A pesar de los resultados alentadores, Choy deja claro que se necesita más trabajo antes de que esté seguro de que este tipo de tratamiento reducirá la violencia. El estudio necesita ser replicado y luego desarrollado, señala esta experta.
FM