Liz Ruiz Chapa aprieta el algodón que le acaban de colocar justo donde le aplicaron la vacuna de refuerzo contra el covid-19, suspira y ve a decenas de docentes que realizan la misma acción teniendo en la mirada la esperanza de que regresen a trabajar de forma presencial para el próximo 24 de enero, si es que las condiciones epidemiológicas así lo permiten.
Suspira porque sabe que con esta inmunización estará más tranquila y que aplicando las medidas sanitarias protegerá a su mamá, su papá y su hija menor de edad, quienes dependen de ella, porque sabe que es necesario que sus alumnos retornen a las aulas ya que, a pesar del esfuerzo y una dinámica escolar que se ha dado con las clases virtuales, “no es lo óptimo para ningún ser humano estar alejado de las demás personas”.
Liz da clases de arquitectura en el Instituto de Ciencias Básicas en Ingeniería (ICBI) de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), por lo que sabe que sus estudiantes no están siendo capacitados como debería ser por esta situación de salud que se disparó en las dos primeras semanas del año, “ya que se han perdido de visitar obras, conocer procedimientos, visualizar espacios que no se conocen muchas veces”, expone, y admite que los proyectos que se les han solicitado, se piden en un grado menor de exigencia del que debería ser, para evitar el estrés mayor que ha provocado en los estudiantes el confinamiento.
Alumnos han desertado de sus estudios, “no son muchos, pero la mayoría ha sido por motivos personales, sobre todo, pérdidas de familiares cercanos”, situación que preocupa a la maestra Liz.
Pero también es un caso similar el que vive Isaías Castellanos Méndez, profesor del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Hidalgo (CecyTe) en Epazoyucan, en donde también han fallecido personas a causa del covid-19 y uno de sus alumnos perdió a sus padres en esta pandemia, por lo que desertó, “ya no regresó a las clases”, expone.
Además de estas situaciones en la que maestras y maestros deben de mostrar su empatía con el dolor de sus alumnos, Isaías dice que él tiene una dificultad más para continuar con la enseñanza y es que muchos de sus alumnos que viven en comunidades alejadas no cuentan con internet y tampoco tienen las herramientas necesarias para seguir las clases en línea.
“Así que procuro verlos una vez a la semana les dejo actividades, videos para hacerlo más didáctico y procuro que se lleven información suficiente para que continúen aprendiendo con este método, y así todas las semanas”, dice.
Una vez más, los maestros pierden la noción del tiempo mientras esperan los 30 minutos correspondientes después de la aplicación del biológico para ver si no se presenta alguna reacción, y mientras piensan en sus estudiantes, en lo que han vivido durante estos dos años, una joven los invita a salir del Poliforum Carlos Martínez Balmori, en donde se está aplicando la vacuna de refuerzo a cientos de maestros y maestras, “y nos da gusto tener este refuerzo porque sólo queremos regresar a enseñar, a dar clases a las y los jóvenes que buscan continuar con sus estudios y ya con el refuerzo, esperemos que den luz verde para regresar el 24 de enero a nuestros salones, a las aulas en donde se forman nuestros estudiantes”, concluye.