Como si se tratara de una épica batalla al estilo Game of Thrones, el sistema inmunológico hará todo lo posible para enfrentar al SARS-CoV-2. Durante este enfrentamiento, muchos ganarán la pelea, pero otros morirán por los efectos adversos del organismo para combatir contra el virus.
La batalla inicia cuando el SARS-CoV-2 entra a nuestro organismo, su objetivo es multiplicarse y para esto necesitan a la fábrica que tienen las células: el aparato de Golgi; sin embargo, antes de llegar a este paso, estos virus ya fueron reconocidos por el sistema inmunológico innato.
El SARS-CoV-2 entra a nuestro organismo a través de la mucosa respiratoria e invade a los pulmones, se dirige a las células epiteliales, las cuales ayudan a proteger los órganos, que tienen el receptor ACE2, por lo que son susceptibles de retener al virus.
El virus, por medio de su proteína S, entra a la célula y se comienza a replicar. Esta primera infección va a causar una primera señal que va a echar a andar los mecanismos de la inmunidad innata.
"Cuando el virus entra al organismo y se introduce a una célula por medio de los receptores ACE2, la célula manda señales de alerta que las células inmunes, que ya viven en el tejido, van a respetar. Dentro de las más importantes van a ser los macrófagos, las células natural killer y nuestras células dentríticas", explica Isaac Abraham Vásquez Bochm, coordinador de Evaluación de Inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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Esta inmunidad innata no es tan específica con algunos virus, por lo que la respuesta que montarán es general, es como si "lanzan una bomba y a quien le caiga, no pasa nada, buscan disminuir la cantidad de virus".
El virus entra a la célula para replicarse
Si el virus logra entrar a la célula, hará un proceso de traducción, el cual consiste en producir las mismas proteínas que tiene consigo gracias a la maquinaria de la célula, eso permite que haya una multiplicación del virus dentro de la célula.
Si el virus llega a replicarse en grandes cantidades dentro de la célula se produce la lisis, es decir el rompimiento de la célula, lo que hará que pueda infectar a más células.
"Este proceso no se puede parar ahí, porque no sabemos que está afectado hasta que se rompe y hay una producción. El sistema inmune innato manda señales y dice 'no podemos controlar esto, alguien ayude', es cuando entran en función tanto los linfocitos T, como los linfocitos B", explica el investigador.
Antes de que la artillería pesada llegue al rescate, las células presentadoras de antígeno se encargarán de procesar el antigeno, es decir lo degradan, lo hacen pedacitos para que pueda ser reconocido por las células T, ya que estos linfocitos son incapaz de reconocer al antígeno en su forma nativa.
Los linfocitos T y los linfocitos B
Una vez que el antígeno es reconocido por la célula T, se producirán dos tipos de linfocitos T: CD4+, que produce citosinas y el CD8+, la cual se encargará de matar células infectadas con el virus, por lo tanto a esta población también se le conoce como citotóxicos.
una vez que es reconocido por la célula T, entonces si es CD4+ produce citosinas y si es CD8+ va a dar una serie de funciones importantes, la función más importante de la CD8+ es matar células infectadas con el virus, por lo tanto, esta población de linfocitos también se le conoce como citotóxicos, esto es que matan células.
Las CD4+, a través de las citosinas, serán parte de un mecanismo de comunicación celular, por lo que recibirán el nombre de células T operadoras.
Por otro lado, el antígeno, que es parte del virus, puede ser reconocido por las células B, aunque no necesariamente necesitan a las células presentadoras, por lo que generaran anticuerpos, una especie de células en forma de Y.
"Los linfocitos T tienen que mandar señales a los linfocitos B para que este linfocito produzca anticuerpos tipo G, entonces todo el cúmulo de procesos que se están llevando a cabo, van juntos, sino producimos una respuesta celular, no podemos producir una respuesta humoral", explica el profesor de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Los anticuerpos tipo G y M
Los anticuerpos que se han visto que son más efectivos contra este virus son el tipo M y el tipo G. Los M son nuestra primera respuesta que es cuando llega el virus, montamos una respuesta, producimos anticuerpos M y pasado el tiempo mejoramos esa respuesta al producir tipo G.
Juntos van a atacar al virus y el objetivo será terminar con la cantidad de virus que hay en el organismo. Hasta el momento, de acuerdo con investigaciones publicadas, no se conoce si esto se logra o no, ya que este proceso no es tan corto.
¿Por qué es importante que haya más células T que anticuerpos?
Si tenemos una predisposición de linfocitos T, generalmente CD8+, que son citotóxicos habla de que sí hay una respuesta eficiente, ya que hay linfocitos que se consideran de memoria, es decir, que tienen la capacidad de recordar qué fue lo que encontramos.
"Hay varias poblaciones de linfocitos que tienen una función específica y uno de ellos son los de memoria efectora quiere decir que cuando vuelven a reconocer ese antígeno, se activa", comenta Isaac Abraham Vásquez Bochm.
El investigador cuenta que el problema que se tiene es que lo único que se pueden medir son los anticuerpos en la sangre de los pacientes afectados; sin embargo, en los últimos estudios han encontrado que existe respuesta inmune celular, es decir hay altas cantidades de linfocitos citotóxicos en respuestas antivirales.
bgpa