Ángeles guardianes cuidan a residentes de casa hogar con brote de coronavirus

Mónica Salazar y Paula Minerva siguen atendiendo a las personas especiales en la institución ubicada en Ciudad Victoria, para ello se tienen que proteger de pies a cabeza para evitar contagiarse.

En junio hubo un brote de covid-19 y también se contagió el personal que los atiende. (Cortesía)
Antonio Hernández
Ciudad Victoria /

Para Mónica Salazar y Paula Minerva jamás pasó por su mente la idea que para trabajar con niñas y niños tuvieran que protegerse de pies a cabeza y menos vestirse y desvestirse frente al covid-19.

Ellas son dos mujeres que a pesar del brote de covid-19, registrado en la casa hogar San Antonio de Ciudad Victoria, siguen prestando sus servicios a los residentes del lugar que requieren de ellas para enfrentar la vida diaria.

Solo que ahora, deben blindarse con un Equipo de Protección Personal (EPP) antes de entrar al lugar, por lo que personal de la Secretaría de Salud les enseñó cómo vestirse y desvestirse para protegerse del enemigo invisible: el covid-19.

En promedio tardan 10 minutos para colocarse el cubrebocas N95, los googles, la careta, el overol blanco, la bata, los guantes y las botas.

Para luego entrar a trabajar y atender a sus niñas y niños, ya que ellas son parte de los ángeles guardianes del DIF Tamaulipas y que se encargan de atender a los residentes.

Cuidan a residentes de la institución en Ciudad Victoria donde hubo un brote de covid-19 (Antonio Hernández)

​Ellas les dan de comer en la boca, los ayudan a vestirse y claro está a colocarse el cubrebocas y utilizar gel antibacterial.

También los involucran en actividades: jugando con colores, formando figuras, disfrutar de la vida bailando, jugando y escuchando canciones en la gran familia que integran.

Antes de continuar con su trabajo hacen una pausa y nos cuentan su historia.

Mónica Salazar Hernández tiene 39 años, de ellos nueve trabajando con este grupo vulnerable.

Su trabajo, relata, lo realiza con satisfacción aunque sí hay cierto temor por parte de todos los trabajadores, pero con muchos ánimos y orgullo de pertenecer a esta institución para sacar adelante a los niños de esta pandemia.

“El hecho de que dependan de nosotros para comer y hacer sus labores diarias nos causa un sentimiento, porque dependen totalmente de nosotros, por eso lo hago con todo mi amor”.
Mónica Salazar Hernández lleva nueve trabajando con este grupo vulnerable. (Antonio Hernández)

Asegura que aunque la pandemia es peligrosa no deja su trabajo, simplemente porque le gusta lo que hace, algo que, dice, debería prevalecer en todos los empleos.

“Me enamoré de estos niños, los amo y trato de hacer mi trabajo de la mejor manera posible”.

Comenta que jamás pensó llegar a protegerse tanto para realizar su actividad laboral y ahora lo tiene que hacer de pies a cabeza.

“Ha habido muchos comentarios negativos respecto a si existe o no el covid-19, yo los invito a que vean cómo trabajamos y que vean que el coronavirus es una realidad, una triste realidad y hay que cuidarnos todos”.

Paula Minerva Jaramillo Alvarez, tiene 48 años y 11 trabajando con los niños y niñas de la casa hogar San Antonio.

Para ella, no hay vuelta de hoja, el trabajo se debe hacer con gusto y con mucho amor.

“Ahora con la pandemia es un trabajo más difícil, que requiere mayor cuidado, pero a pesar de la pandemia hay más amor. Esto es amor, personas indefensas que dependen totalmente de nosotros, amo mi trabajo”.
Paula Minerva Jaramillo Alvarez tiene 11 trabajando con los niños y niñas de la casa hogar. (Antonio Hernández)

​Por la labor que realiza, unos la felicitan y otros la miran con temor, “no me quieren mucho ahorita” dice mientras se ríe.

La gente debe de comprender que esto es real, dice con firmeza y enojo, para después comentar “con gusto los invitaría a que vinieran a trabajar sin protección si es que no creen… pero no lo hago porque habría más contagios”.

Las personas, dice, deben entender que el coronavirus es un problema real.

“Sí existe y por no cuidarse estamos pasando esto, qué les cuesta quedarse en casa en lugar de salir, exponerse y exponernos a todos”.

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