Cuando el coronavirus llegó a México, en el consultorio se encendieron las alarmas; algunos tratamientos no podían esperar más tiempo y atenderlos significaba un riesgo. Los doctores no encontraron una protección adecuada, ni siquiera en los depósitos dentales.
“Desafortunadamente adquirimos algunas caretas que en los primeros usos se ponían blancas, se doblaban y se rayaban mucho”.
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“Empezamos a decir: Tenemos que ver con que nos protegemos, para poder trabajar, y sin gastar tanto porque se viene una crisis y no podemos seguir así”, contó el cirujano dentista Gilberto Ayala. Para atender a los pacientes, él y su colega, Denisse Rivera, tienen que estar cara a cara, a centímetros de ojos, nariz y boca.
Denisse y Gilberto son novios también; se conocieron en la universidad y pusieron su consultorio. La hermana de Deny, Arely Rivera, es arquitecta y lleva las riendas del negocio familiar ubicado en Infonavit Venta Prieta, frente el Hospital de Respuesta Inmediata. “Nosotros también estábamos concluyendo entregas para algunos clientes, cuando empezaron a anunciar la cuarentena. Justamente en ese proceso, los doctores vinieron conmigo para platicar de la problemática que estaban enfrentando”, recordó Are.
Juntos, comenzaron a diseñar una careta que pudiera ser sometida a altos niveles de productividad, con materiales duraderos como acrílico, plástico, mica y gomas.
“Nosotros le platicábamos a mi hermana las características que necesitábamos: que fuera totalmente desarmable, que estuviera sellada por arriba para que el flush de la pieza de alta no nos cayera”, explicó Denisse.
Las primeras pruebas iban encaminadas a la desinfección. “Literalmente tomamos pedazos de distintos materiales y los metimos en agua con cloro y diferentes sustancias; los dejamos un tiempo para ver cómo reaccionaban y nos dimos cuenta que la mayoría de los materiales se volvían blandos u opacos”, dijo el doctor.
En el tereftalato de polietileno, encontraron su mejor opción. “Toda la noche duró sin que le pasara absolutamente nada y decidimos que con eso íbamos a trabajar”, agregó Gilberto. Era una careta especial para odontólogos, pero en poco tiempo, los tres amigos se dieron cuenta del potencial del producto.
Con ayuda de las redes sociales, las caretas comenzaron a llamar la atención del personal médico. Una amiga de Arely, que atiende un Centro Covid en Pachuca, aportó su experiencia para mejorar sus características; a partir de ese momento creció la demanda y las caretas llegaron al Hospital General y a otros hospitales de la Secretaría de la Defensa Nacional y del Instituto Mexicano del Seguro Social.
“Estos materiales son un poco más caros, no son desechables, y creíamos que por eso, tal vez, no sería un producto para el público en general; pero nos empezaron a buscar, la gente se empezó a acercar a nosotros, recomendación tras recomendación. Le ha servido a la gente, que es lo más importante, les protege y les dura”, comentó Ayala.
Después se acercaron las escuelas; aún sin fecha para regresar a las aulas, buscaban una careta infantil, para reducir riesgos. “Es la nueva normalidad con la que vamos a vivir, no solamente en el sector salud, sino en absolutamente todo”, dijo la odontóloga. Para ellos, esta fue la oportunidad perfecta para emprender. “Ya llevábamos un tiempo queriendo asociarnos e invertir; siempre había esa lluvia de ideas, pero no se concretaba nada”.
Aunque sus profesiones son totalmente distintas, estos jóvenes han encontrado un producto en común. Cada quien ha entendido y asumido su rol dentro de esta pequeña empresa: Arely se encarga del diseño, la producción y la calidad del producto, mientras que los doctores, Denisse y Gilberto, se dedican a la promoción y venta.
“Nos parece una pena que la actividad económica en Pachuca esté detenida; las ventas han bajado, muchos negocios han cerrado y nosotros queremos ofrecerles la posibilidad de reactivar, con las adecuadas barreras de protección”, aseguró la arquitecta.
De las crisis nacen las oportunidades; ellos la aprovecharon, pero sin oportunismo. “Fue por atender una necesidad personal, para que los odontólogos siguieran trabajando. Nos da mucha satisfacción saber que hemos podido ayudar a que muchas personas salgan nuevamente”. Hasta ahora, estas caretas han llegado a otros estados de la república como Ciudad de México, Sinaloa, Quintana Roo, Querétaro y Chiapas, además de Tennessee en los Estados Unidos.
Con el uso adecuado, estas caretas pueden durar meses. Para Arely, este producto es una oportunidad para las personas de alto riesgo, como sus padres, quienes por comorbilidades, temen salir de su casa y respirar un poco de aire.
Por partes:
1. Mica: Cubierta flexible que sirve como barrera para la cara.
2. Marco de visera: Base que soporta la mica y se afirma a la cabeza.
3. Goma: Elástico que brinda comodidad durante el uso.
¿Cómo se fabrica?
1. El diseño digital se envía a una cortadora láser, por piezas. Tiene que ser exacto, para crear una careta verdaderamente hermética.
2. Se marca el rango sobre el material. Hay que verificar que el cabezal esté dentro del material a cortar y entonces se graban las guías de corte.
3. Antes de cortar, se graban logos, nombres o signos. Se trata de la personalización de la careta, para que –por higiene- esta pueda ser identificada.
4. Se cortan las piezas con láser. El calor provoca un olor peculiar, acompañado de humo. Es recomendable que la cortadora esté cerrada.
5. Inicia el proceso de verificación. Aunque la máquina bien calibrada no admite error, se debe asegurar que la mica encaje en el marco de visera.
6. Se empaqueta el producto desarmado. Se protege la mica por ambos lados para asegurar que no tenga rayones o defectos antes de usarse. Su ensamble es fácil. Viene acompañada de un instructivo.
¿De qué material está hecha la mica?
TEREFTALATO DE POLIETILENO (PET): Polímero termoplástico cristalino que se desempaña rápidamente.