Actualmente cada vez más mujeres eligen postergar la maternidad por motivos profesionales, educativos o personales, la congelación de óvulos, conocida médicamente como criopreservación o vitrificación ovular, es una opción para preservar la fertilidad.
La doctora Selene Rivera Narváez, especialista en Ginecología y Obstetricia con subespecialidad en Medicina Reproductiva y Menopausia, expresa que la criopreservación es como un seguro para la maternidad futura.
La también abogada ya que cuenta con una licenciatura en Derecho menciona que, “no hay una edad mínima legalmente establecida para vitrificar óvulos, sin embargo, se recomienda realizarla antes de los 35 años, biológicamente hablando lo ideal sería entre 23-30 años”.
Afirma que no existe una edad máxima para realizar la congelación de óvulos, aunque al llegar a los 35 años puede considerarse una 'red flag', ya que es alrededor de esa edad cuando, generalmente la calidad y cantidad de los óvulos disminuye de manera significativa.
De acuerdo con el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos cada vez más personas posponen tener hijos hasta finales de los 30 o 40 años. Pero a medida que se envejece, también lo hacen los ovarios y los óvulos que contienen.
Rivera Narváez además con maestría en Administración y Alta Dirección, explica que la criopreservación ovular es un procedimiento que consiste en la congelación de óvulos no fecundados, con el fin de preservarlos para su uso futuro.
Una decisión a futuro
Se recomienda principalmente para aquellas mujeres que aún no tienen definida su maternidad pero que desean asegurar su fertilidad en el futuro, especialmente cuando se enfrentan a tratamientos médicos que podrían comprometer su capacidad reproductiva, como la quimioterapia.
El proceso comienza con una evaluación de la paciente mediante estudios hormonales, incluyendo la hormona antimülleriana, para determinar cómo responderá el ovario al tratamiento. Luego, a partir del segundo o tercer día del ciclo menstrual, la paciente recibe inyecciones hormonales que estimulan la producción de óvulos.
La estimulación dura entre 11 y 12 días, tiempo en que la paciente es monitoreada. Luego se procede a la aspiración folicular, un procedimiento que se realiza en quirófano de forma rápida y bajo sedación que dura entre 10 y 15 minutos. Posteriormente, esos óvulos son ex-traídos y evaluados en su laboratorio, para luego proceder a la vitrificación.
Un proceso cuidadoso
La doctora Rivera quien actualmente cursa un doctorado en Salud Pública, señala que el costo de la criopreservación en la región es más accesible en comparación con otras zonas del país, con precios que rondan entre los 35 mil y 37 mil pesos, además de los medicamentos, que varían según la respuesta de cada paciente.
A decir de la especialista, en los últimos años, muchas mujeres han optado por este procedimiento como una medida de seguridad para la maternidad.
“Hoy vemos que postergan la maternidad por diversas razones: estudios académicos, desarrollo profesional o simplemente la búsqueda de una pareja estable. Algunas prefieren esperar hasta los 35 años, otras optan por la vitrificación y evitar los riesgos de embarazos a mayor edad”, señala.
Aunque la vitrificación de óvulos tiene una tasa de éxito alta, no está exenta de riesgos. Según la doctora, la tasa de viabilidad de los óvulos al ser desvitrificados es del 97 o 98%. Esto es ligeramente inferior a la tasa de supervivencia de los embriones, que se encuentra en un 99.8%. Sin embargo, la criopreservación de óvulos sigue siendo una opción segura y efectiva, especialmente cuando se utiliza con técnicas de laboratorio avanzadas.
“La genética influyen en la fertilidad, la calidad de los óvulos está determinada principalmente por la edad y no podemos manipularla en función de cómo se ve una persona físicamente o cuán saludable sea. Si el ovario tiene 40 años, tiene 40 años, y eso no se puede cambiar”, concluyó.
Alimentación: clave para la fertilidad
Someterse a un proceso de fertilidad, requiere un compromiso en el que el cuidado del cuerpo, mantener un peso adecuado, comer de forma consciente y hacer ejercicio son fundamentales para mejorar las probabilidades de concebir, incluso después de los 30.
La nutrióloga Mayra Victoria Morales Jardón, especialista en enfermedades crónico-degenerativas y en pacientes en tratamiento de fertilidad, afirma que el primer paso para lograr un embarazo exitoso, especialmente después de los 30 años, es realizar cambios en el estilo de vida, empezando por la alimentación.
“Lo primero que les digo a mis pacientes es que revisen su dieta. Es importante acudir con un especialista que les elabore un plan personalizado. Durante un tratamiento de fertilidad, es crucial que el pH del cuerpo, es decir, la medida del nivel de acidez o alcalinidad de los fluidos corporales esté equilibrado y eso se logra en gran parte con una buena alimentación”.
Morales Jardón recomienda reducir el consumo de carne roja, lácteos, harinas refinadas, trigo y alimentos procesados.
“No siempre se trata de eliminarlos, pero sí disminuirlos. El objetivo es desinflamar el cuerpo para que las células estén más receptivas”.
La experta destacó la relevancia del ejercicio físico, el buen descanso y el control del estrés. "Dormir bien regula el cortisol, reduce la ansiedad y mejora el estado general del organismo”.
Otro factor relevante es minimizar la exposición a químicos en alimentos y productos de uso diario.
“Una mujer puede llegar a estar expuesta a más de 300 químicos al día a través de cremas, maquillaje, shampoo, desodorantes, entre otros productos. La clave es ir sustituyendo estos productos por opciones más naturales”.
Para concluir, la especialista enfatiza que el peso saludable es el eje central. “Una mujer con obesidad a los 20 años puede tener más complicaciones que una mujer de 40 que ha cuidado su salud”.
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