Escalofrío, temperatura y dolor de cabeza, las reacciones de la vacuna AstraZeneca

Crónica. Paracetamol. La enfermera que me aplicó la vacuna me dijo que lo tomara solo si no soportaba los síntomas como dolor de cabeza y fiebre. Aún no pasaron dos horas y decidí tomarlo.

Personas de 30 a 39 años que acuden a vacunarse en Pachuca se toman selfie. (Jorge Sánchez)
Alejandro Reyes
Pachuca /

Todo empezó después de tomar un vaso con agua. Eran minutos antes de las ocho de la noche. A las 8:54 de la mañana me aplicaron la primera dosis de la vacuna contra el covid-19 de AstraZeneca. Once horas después empezaron las reacciones.

El escalofrío comenzó a morder mi cuerpo por todas partes, me puse una chamarra y me acosté pero no cesó. Temblaba de pies a cabeza. Nunca había sentido un escalofrío como ese.


Traté de respirar hondo para calmarlo pero nada, no se iba, después de un par de minutos comenzó a bajar pero no se fue por completo y ahora mi cuerpo temblaba de a poco.

Media hora más tarde aún con pequeños temblores me metí a bañar. Al salir la cabeza comenzó a darme vueltas ligeramente, tenía las manos frías y empecé a sentir la cara caliente. La temperatura había llegado.

Minutos antes de las nueve de la noche decidí que lo mejor era dormir, aunque lo intenté no pude. Pasó por mi mente todo lo que hice en el día antes de que el escalofrío llegara a clavar sus dientes por todo mi cuerpo: acudir a la vacuna del sector de 30 a 39 años, la fila, el llenado de papeles, la aplicación, la espera de 30 minutos para que no tuviera reacción, el regreso a casa, el mandado en el mercado, el texto que terminé, la comida, la serie, el caer de la tarde y enseguida la noche.

Un ligero movimiento sobre la cama hacia mi costado derecho y regresó el escalofrío para recordarme que no se había ido por completo. Dora, mi novia, sirve la cena y me llama al comedor.

Apenas dejo la cama siento cómo se me acomoda la sangre en el cuerpo. En la mesa no me termino el café con leche y el pan lo dejo a la mitad. Regreso a la cama. Apenas me siento aparece otro escalofrío en mi espalda y se ríe de mí, aún sigue aquí y amenaza con no irse pronto.

Me levanto, apago la computadora, esta noche no veré ninguna película. Me acuesto. Apenas son las nueve, me vuelve a dar otro escalofrío. Dora asegura que son reacciones porque las defensas de mi cuerpo son bajas.

Dice que sus papás, ambos adultos mayores, su hermana y su cuñado no tuvieron reacciones tras la vacuna contra el covid. Le digo que es porque los organismos son diferentes. Su teoría es que las personas mayores tienen mejores defensas que los jóvenes. Yo solo tengo 37 años.

Dora termina diciendo que las reacciones son parte de la vacuna y que han muerto muchas personas a causa del covid. En un año y cuatro meses de pandemia en Hidalgo suman seis mil 250 defunciones por el virus.

En casa tengo paracetamol. La enfermera que me aplicó la vacuna me dijo que lo tomara solo si no soportaba los síntomas como dolor de cabeza y fiebre. Aún no pasan las dos horas con las reacciones y decido tomarlo.

Le pido a mi novia que caliente agua para tomar la pastilla. Ahora siento cómo la temperatura inunda mis ojos y apenas han pasado 15 minutos después de las nueve de la noche. Tomo el paracetamol a las 9:25 con agua caliente y libro el escalofrío. Ahora siento un ligero dolor de cabeza.

A las dos horas de las reacciones, aún con temperatura, Dora me aplica fomentos en la frente y los ojos. No supe a cuantos grados llegó mi temperatura porque no tenía un termómetro a la mano.

En total mi novia me aplicó cuatro fomentos. La pequeña toalla verde termina tibia. Le digo en todo momento lo que he sentido durante las reacciones y me dice que los síntomas son leves. La ha hecho de enfermera un par de horas.

Mi hermano y mi mamá me dijeron que les avisara si tenía reacciones. No lo hice, no quería preocuparlos. Un amigo, Gerardo, me manda mensaje para saber cómo estoy tras la vacuna, aprecio el detalle. Una amiga hace lo mismo, también tuvo reacciones.

El paracetamol y los fomentos hacen lo suyo. Me duermo minutos después de las 10 de la noche. Quito el cobertor y solo me quedo con la colcha. Un último escalofrío recorre mi espalda.

Despierto minutos después de las 11 de la noche. La temperatura se ha ido. Tengo la colcha a la altura de la cintura y no tengo escalofríos. Tampoco hay dolor de cabeza pero siento el cuerpo adolorido como si me hubieran golpeado. Dora duerme a mi lado envuelta en el cobertor.

En la calle hace viento. La noche devora todo a su paso, el viernes llega a su fin. El sábado se asoma con la luna llena como testigo. Las reacciones de la vacuna han pasado, concilio el sueño.

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