El dalái lama Tenzin Gyatso presentó ayer el Currículum de la felicidad, una asignatura para los colegios de Nueva Delhi que pretende llevar la búsqueda de la alegría a las aulas y hacer que los jóvenes estudiantes desarrollen capacidades como la empatía o la conciencia en uno mismo.
La nueva disciplina, que no tendrá exámenes escritos ni notas finales, incorporará al día a día escolar 45 minutos de juegos, conversaciones reflexivas, meditación y debates grupales en torno al concepto de la felicidad.
Durante el acto de presentación, el siempre jovial dalái lama destacó la importancia de que los jóvenes sean compasivos y que los profesores sirvan para algo más que decir “usa este libro o ese otro”.
Además, el líder espiritual de los tibetanos apuntó a India como el único país que puede mezclar la educación moderna con el conocimiento antiguo, y así servir de ejemplo al resto del planeta para poder “resolver las emociones destructivas del mundo”.
“Lo que necesitamos hoy en el mundo es una educación en valores no basada en la religión, sino en el sentido común y el conocimiento científico”, apuntó el dalái lama.
Con esta asignatura, dirigida a unos 800 mil alumnos de la escuela primaria, desde la guardería hasta octavo curso (13 años), el departamento de Educación de Nueva Delhi pretende aumentar la felicidad de sus menores.
Y es que los niveles de bienestar entre los estudiantes decrecen mientras el estrés, la ansiedad o la depresión aumentan, señaló en Twitter el ministro regional Manish Sisodia.
“Los niños felices aprenden más rápido, piensan de forma más creativa, suelen ser más fuertes al enfrentarse al fracaso...tienen relaciones más sólidas y hacen amigos fácilmente”, agregó Sisodia.
India ocupó el puesto 133 de 156 países analizados en el Informe Mundial de la Felicidad 2018, elaborado por Naciones Unidas, perdiendo once posiciones con respecto al año anterior.
Previo al acto se proyectó el cortometraje de animación Alike, de los españoles Daniel Martínez y Rafael Cano, ganador del Premio Goya en 2016, en el que se muestra la relación entre un padre y su hijo en un mundo de colores apagados, donde el trabajo rutinario les hace infelices.
Vandana Gautam, tutora de jóvenes de sexto a octavo en un colegio del sur de Delhi, dijo que los menores deben poder salir del “camino monótono” de las asignaturas tradicionales y descubrir que la felicidad es “una forma de vida”.
Algo que será más fácil de conseguir con estas actividades que mejoran la conexión entre profesores y estudiantes y entre los propios escolares, explicó Gautam, de forma que mejoran su empatía y consiguen ser más felices.
“En el mundo de los teléfonos inteligentes de hoy en día, estamos perdiendo el contacto humano. Tenemos que hacernos humanos de nuevo”, añadió Swati Valia, otra docente de primaria en el centro de estudios donde se imparte la asignatura.