La depresión posparto es un problema de salud pública porque las mujeres que la padecen presentan alteraciones en el estado de ánimo, convirtiéndolas por un lado, en madres con complicaciones en el cuidado de su familia; además de verse amenazada su calidad de vida al dejar de cuidarse.
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De acuerdo con el análisis “Depresión Posparto y Apoyo Social Funcional en Mujeres de una Unidad de Primer Nivel de Atención”, realizado por Maricela Miranda Xochipa, maestra en Enfermería por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), la depresión posparto trae consecuencias tanto para la madre, el bebé y toda la familia, ante lo cual, su detección de manera oportuna es fundamental entre las seis semanas y el año posterior al nacimiento del bebé.
La depresión posparto puede desencadenar en alteraciones en la interacción madre e hijo, presentándose efectos negativos como el desapego; además, los niños de estas madres llegan a presentan bajo desarrollo cognitivo, pueden volverse niños más difíciles de criar y al llegar a la madurez, convertirse en adultos con tendencia a la agresividad y a la depresión. Dentro de las repercusiones para la madre que presentan depresión posparto, si esta no es atendida, pueden llevarla incluso al suicidio.
“Existen factores que confieren tanto efectos de prevención para la depresión posparto o de protección que ayudan a mitigar los síntomas de esta; siendo el apoyo social funcional un elemento importante con el que la mujer cuente durante esta etapa de transición como es el periodo posparto”, destaca el estudio.
Ante los casos de depresión posparto, la investigación destaca la necesidad de que se elaboren intervenciones educativas que permitan a la mujer conocer el padecimiento y saber la manera como puedan afrontar este padecimiento.
“Es importante que las mujeres que presenten un resultado positivo sean referidas para un diagnóstico y tratamiento clínico, por lo que los resultados deben de ser tratados e interpretados con cautela”, detalla el análisis.
El estudio resalta que el nacimiento de un bebé es generalmente visto como un fenómeno social positivo, esperado, capaz de cambiar a una mujer con pensamientos de felicidad y alegría; sin embargo, el periodo posparto por sí solo presenta un sin número de cambios biopsicosociales, que convierten a este en una etapa de gran vulnerabilidad para la mujer, que muchas veces es susceptible de presentar alteraciones, sobre todo en el estado de ánimo como es el caso de la depresión posparto.
La depresión posparto es un trastorno que no aparece por sí solo, sino que se necesitan conjuntar elementos causales o detonantes entre estos se encuentran la ansiedad, el papel femenino tradicional, los bajos ingresos económicos y el bajo nivel educativo de la mujer.
“Además de los antecedentes personales de depresión, la sintomatología propia que se presenta por el embarazo, los eventos vitales importantes y estresantes que van desde un cambio de residencia, un trabajo nuevo, despido, la muerte de un familiar o persona significativa, ser soltera, entre otros. Pero, el elemento que más destaca como factor preventivo o causal de la depresión posparto es el apoyo social con el que la mujer cuenta o siente que puede contar a través de relaciones familiar de calidad”, destaca el estudio.
CHM