Los paleontólogos desentrañan la vida pasada del suelo, los palentosimólogos hacen algo similar para conocer la historia sísmica de la Tierra.
Gracias a este tipo de investigaciones hoy en día sabemos más sobre los movimientos que sacuden algunas zonas del planeta e incluso se han obtenido pistas para prevenir desatres naturales futuros.
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En abril de este 2024, un grupo de investigadores —entre ellos María Teresa Ramírez, integrante del Laboratorio de Tsunamis y Paleosismología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)— publicó los hallazgos de una investigación realizada en las costas mexicanas, cerca de lo que los sismólogos catalogan como una zona de subducción, área en la que una placa tectónica se hunde bajo el borde de otra.
El interés se dio debido a que a nivel mundial, los terremotos tsunamigénicos más grandes han ocurrido precisamente en estas zonas. Ejemplo de ello son los casos de Valdivia, Chile en 1960; el terremoto del océano Índico, Sumatra en 2004 y el de Japón en 2011, como explican en artículo disponible en la revista Communication Earth & Environment.
En México, las placas en subducción se ubican en la brecha sísmica de Guerrero, misma en la que se originó el último gran tsunami del que se tiene registro y que ha permanecido dormida por más de cien años.
Al respecto, el grupo de investigadores apuestan por no ‘subestimar’ la actividad en la región. De ahí que se dieran a la tarea de conocer más sobre sus antecedentes como detonador de maremotos.
"En otras zonas de subducción, donde inicialmente se subestimó el peligro, se han producido en el pasado grandes terremotos y tsunamis", destacan.
El pasado y el futuro
Desentrañar el pasado no es tarea fácil, el grupo tuvo que analizar el grano de sedimento, usar geoquímica, microfósiles, propiedades magnéticas, datación por luminiscencia, y radiométrica para detectar las huellas que dejaron los tsunamis a lo largo de la costa de Guerrero.
Gracias a ello obtuvieron evidencia de 2000 años de historia sísmica en la región, lo que les permitió aproximarse a la fecha y ubicación en las que se presentaron, esto basándose en distintas capas de arena que fueron transportadas por los tsunamis generados por terremotos con magnitudes superiores a 7.
La investigación arrojó evidencia de que al menos cuatro tsunamis alcanzaron las costas guerrerenses.
Aunque su probable origen es el mismo, lo datos apuntan a que los eventos tuvieron diferente impacto y se presentaron con varios años de diferencia.
Uno de los sismos más antiguos y poderosos de los que se obtuvo evidencia ocurrió mucho antes de la llegada de los españoles, en el periodo en que los purépechas fundaron Pátzcuaro: entre 1240 y 1370.
Se calcula que tuvo una magnitud superior a 8 y se originó entre Acapulco y Petatlán —en donde se encuentra la brecha sísmica de Guerrero— los análisis paleosísmicos señalan que este gran terremoto hundió un metro de la costa y desencadenó un tsunami que inundó al menos 800 metros tierra adentro.
Este posible sismo es “sustancialmente mayor que el registrado instrumentalmente y observado durante los últimos 110 años”, como explican los investigadores, lo que lo convertiría en uno de los más antiguos y poderosos de los que se tiene información.
“Basados en este conocimiento podemos asegurar que ahí existe el potencial de que ocurra un sismo tsunamigénico similar”, explicó María Teresa Ramírez en una entrevista para la Gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En este sentido, el grupo a cargo de la investigación destaca que sus hallazgos “ofrecen pruebas para preparar a las comunidades ante los peligros de terremotos y tsunamis”, con el fin de prevenir eventuales catástrofes.
El datoLa llegada de las olas
Un tsunami no suele presentarse inmediatamente después de un sismo, por lo general tienen una diferencia de entre 15 y 40 minutos. El tiempo depende de la magnitud del sismo y la distancia de su epicentro.
Dónde está la brecha sísmica de Guerrero
La brecha sísmica de Guerrero es un segmento de aproximadamente 200 km ubicado en el límite de las placas de Cocos y América del Norte, en la zona de subducción mexicana (MSZ ).
Se divide en dos segmentos, el primero consta de 150 kilómetros y va de Acapulco a Papanoa, el segundo se extiende de Acapulco hasta Copala, cerca de la frontera con Oaxaca.
Aunque es conocida por su baja actividad sísmica, los investigadores plantean que esta zona tiene el potencial para ocasionar un terremoto de magnitud 8.4 con su ruptura, lo que podría desencadenar un gran tsunami.
Por ahora, se siguen sumando más investigaciones al respecto, estudios anteriores sobre la brecha han encontrado pruebas de terremotos sumamente antiguos que desencadenaron 3 tsunamis durante los últimos 4 mil 600 años.
El gran sismo de San Sixto que provocó un tsunami
Sin tomar en cuenta la paleosismología, los registros de sismos en México datan de hace poco más de 100 años, cuando se comenzaron a utilizar con instrumentos de medición. Con base en estos datos, en el país se ha registrado el arribo de 60 tsunamis a las costas que conectan con el Pacífico.
El último gran tsunami del que se tiene conocimiento se dio en la época del virreinato: cerca del mediodía del 28 de marzo de 1787, la entonces Nueva España fue sacudida por un terremoto que desencadenó un la furia del mar en las costas de Oaxaca y sur de Guerrero.
Las estimaciones recientes calculan que el movimiento telúrico, conocido como el sismo de San Sixto, tuvo una magnitud entre 8.4 y 8.6. La fuerza liberada por las placas se vio reflejada en el océano, ya que las olas alcanzaron hasta los 18 metros de altura, el agua logró invadir entre 6 y 8 kilómetros de las playas. Por ahora, y sin tomar en cuenta los datos obtenidos en el estudio reciente, este evento es considerado como el sismo más grande del que se tiene conocimiento.
LHM