Aunque creas que beber sin control una noche es asunto de unas horas y lo peor que puede pasar es tener una resaca terrible, te contamos que tu cerebro podría sufrir consecuencias fatales mucho tiempo después de haber ingerido alcohol, e incluso una vez que te hayas decidido a eliminarlo de tu vida por completo.
Lejos de detenerse o incluso revertirse el deterioro cerebral que genera el alcohol, continúa progresando tras dejar de consumirlo. Un hecho que no ocurre con el tabaco, pues basta dejarlo tan sólo 20 minutos, para que el organismo comience a restablecer algunos de sus valores.
Al contrario de lo que se creía, con el alcohol ocurre justamente lo contrario. Esa es la conclusión de un hallazgo español que acaba publicarse en las páginas de la reconocida revista médica JAMA Psychiatry.
Al menos, durante las seis primeras semanas de abstinencia, que es el periodo que ha estudiado un equipo de investigadores del Instituto de Neurociencias de Alicante, un centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) y del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
En colaboración con el Instituto Central de Salud Mental de la Universidad de Heidelberg, en Alemania, observaron que durante este tiempo, "seguían produciéndose cambios en la materia blanca del cerebro", tal y como señala a este periódico Santiago Canals, jefe del grupo de la investigación. Antes de este estudio, agrega, "nadie podía creer que en la abstinencia del alcohol, el daño en el cerebro progresara".
En total, se analizaron las resonancias magnéticas de 91 pacientes internados en un hospital alemán bajo un programa de desintoxicación (con una edad media de 46 años) y se compararon con las imágenes cerebrales de 36 varones sin problemas con el alcohol (una edad media de 41 años). Así es como el grupo de neurocientíficos pudo comprobar lo que ocurría en el cerebro humano y también en el de las ratas.
El estudio paralelo realizado en animales resulta verificador, según los autores. En palabras de Canals, "las personas alcohólicas, por lo general, son policonsumidoras. También fuman, un alto porcentaje consume otras drogas, muchos otros tienen enfermedades de tipo psiquiátrico... Son factores de confusión que no permiten establecer relaciones causales".
¿Por qué sucede?
La hipótesis es que se pone en marcha un proceso inflamatorio que avanza incluso cuando este tipo de bebida ya no se ingiere. "Creemos que esto también está relacionado con la facilidad de recaída que hay después de dejar de beber, durante el periodo de abstinencia", explica el líder del grupo.
"Si somos capaces de intervenir en esta fase temprana, podremos detener los daños y evitar que la persona vuelva a beber". Para ello, los investigadores de Alicante y Alemania seguirán trabajando en colaboración con la intención de descifrar los mecanismos biológicos que subyacen a esta cascada degenerativa de cambios cerebrales. "Esto permitirá sugerir posibles terapias con las que atajar los daños y las recaídas", insiste Canals.
LACP