¿El etiquetado de alerta en los alimentos sirve? Esto dicen expertos

Científicos británicos consultaron a un grupo de 4 mil personas para conocer cuales son los alcances de las etiquetas que alertan el contenido de calorías, grasas saturadas y sales

Etiquetado frontal no está sujeto a negociación: López-Gatell
y Lizeth Hernández
Ciudad de México /

“Exceso de calorías”, “exceso de azúcares”, “exceso de grasas saturadas”, se lee en los empaques de papitas, dulces, helados, galletas y quesos. Sin embargo, ¿esto de verdad ayuda a que las personas tomen mejores decisiones sobre lo que comen?

Esta pregunta abre debate en países como Reino Unido o México, en donde se han adoptado medidas en el etiquetado frontal como parte de una estrategia para atender el incremento de sobrepeso y obesidad en sus respectivos territorios.

Y es que, de acuerdo con los especialistas, una de las razones por las que se ha registrado un aumento en estos casos está vinculada con el entorno, lleno de tentadores alimentos procesados.

Así, los proyectos de etiquetas nutricionales en los alimentos fueron una medida adoptada con el fin de ayudar a las personas a elegir lo que se consume de forma más saludable y más informada.

En México desde hace tres años es obligatorio que la comida chatarra lleve en sus empaques octágonos negros con leyenda para advetir a las personas sobre el exceso de calorías, grasas saturadas, grasas trans, azúcar y sodio.

Por otro lado, en Reino Unido, desde 2013 se usa un sistema similar, con una especie de semáforo de colores rojo, ámbar y verde que indican si la cantidad de sal, azúcar y grasa en los alimentos es alta, baja o regular.

El 79% de los adultos en México entienden el etiquetado, según la encuesta del Instituto Nacional de Salud Pública | Archivo

Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que la aplicación de éstas medidas resulta importante en materia de salud pública ( y que se debe sumar a una estrategia integral), hasta el día de hoy no hay mucha evidencia de que las etiquetas estén cambiando la forma en que las personas compran o consumen alimentos, según explica un grupo de investigadores de la Universidad de Loughborough.

En México y del otro lado del mundo

En territorio mexicano y de acuerdo con una entrevista realizada por MILENIO a la coordinadora de la Campaña de Salud Alimentaria de El Poder del ConsumidorPaulina Magaña Carbajal, el 58% de los niños y el 79% de los adultos comprenden el etiquetado. 

Además, en los datos preliminares emitidos por el Instituto Nacional de Salud Pública de 2022, se dio a conocer que el 66% de las personas que fueron encuestadas señalaron que usaban el etiquetado como marco de orientación, ya sea para comprar otro tipo de producto con menos sellos o bien, dejar de comprar el producto. Sin embargo, hasta el momento no hay datos sobre cómo se ha visto reflejado este cambio en el consumo.

En tanto, del otro lado del mundo, y de acuerdo con investigación Implementing physical activity calorie equivalent (PACE) food labelling: Views of a nationally representative sample of adults in the United Kingdom, no todos entienden la información que aportan las etiquetas tipo semáforo, lo cual limita su alcance. A la par, otras investigaciones señalan que los resultados de su aplicación son “pequeños”.

Es por ello que plantearon la posibilidad de adoptar otro tipo de señalización misma que podría ser mucho más clara y efectiva en el momento de decidir si comer o no una bolsa de frituras. 

Con el objetivo de comprobar su hipótesis emprendieron una encuesta en la que seleccionaron al azar 4 mil personas a quienes se les consultó sobre el etiquetado y el impacto en su día a día, para ello se tuvieron en cuenta factores como la región y la educación para asegurarse de que la muestra fuera representativa. 

Los resultados que encontraron podrían ser clave para que las autoridades de salud británicas adopten nuevas medidas.

¿Otra etiqueta podría ser la clave?

De acuerdo con los especialistas, la nueva propuesta estaría enfocada en mostrar el equivalente de actividad física con las calorías contenidas en los alimentos/bebidas que contienen un alto contenido de azúcares y/o grasas saturadas. 

Por ejemplo, “las calorías de este pastel de chocolate requieren 100 minutos de caminata para quemarse”. Con los resultados de la encuesta se encontró que muchas personas consideraban que esta información era mucho más clara en comparación con la que proporcionaba el etiquetado tipo semáforo.

“El público indicó que veía valor para su salud en el etiquetado de los alimentos con esta información, lo que puede apoyar su implementación como estrategia para prevenir y reducir el sobrepeso en la población”, concluyeron los investigadores.

LHM 



  • Áxel Martínez
  • axel.martinez@milenio.com
  • Editor web de la sección de Negocios de Milenio. Egresado de la carrera de Comunicación y Periodismo de la FES Aragón.

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