Quién ha escuchado a un huracán pocas veces encuentra las palabras precisas para describir el sonido, algunos, como Lucía Matías, quien experimentó la llegada de Emily en 2005, lo comparan con el rugido de un animal.
En las próximas horas se espera que este rugido, así como fuertes lluvias y marejadas, lleguen a algunos puntos de la Península de Yucatán: la región actualmente se encuentra bajo alerta ante el avance de Beryl, un huracán categoría 4, considerado altamente peligroso por el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus sigla en inglés).
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El ciclón ha ganado y perdido fuerza en su recorrido, entre su intensificación a categoría 5 y su debilitamiento posterior, logró colocar a 2024 en el tercer nivel más alto de energía ciclónica acumulada desde que se tiene registro.
Dado su comportamiento: el recorrido que ha hecho, así como la magnitud que ha alcanzado, el ciclón ha sido comparado con otros dos que arribaron a la misma región en 2005 y 1988, se trata de Emily y Gilberto, cuyos impactos dejaron huella en la región debido a la destrucción que causaron, pero ¿qué tan similares resultan estos tres eventos?
El paso de 'Emily'
Era la mañana del 17 de julio de 2005 y en las noticias se anunciaba la inminente llegada de Emily a la Península de Yucatán. Como ha ocurrido recientemente ante el impacto de Beryl, la gente realizó compras de pánico dejando vacías las áreas de comida de las grandes tiendas.
Emily ostentaba el récord como el huracán más poderoso en formarse de manera temprana en el Atlántico antes de la llegada de Beryl. En este caso, ambos coinciden en una característica que les permitió coronarse con este récord: las altas temperaturas en el mar.
De acuerdo con el artículo “El huracán Emily en el estado de Quintana Roo”, en julio de hace 19 años, la temperatura del océano Atlántico comenzó a incrementarse, en algunas zonas incluso se registraron hasta 30°C. En el caso actual, desde hace varios meses, el calor en las aguas del Atlántico ha sido anormal.
Aunque ambos se vieron intensificados por las altas temperaturas marinas, Emily tardó más en convertirse en huracán, por lo que, aunque también pasó por las Islas de Barlovento, no lo hizo como un gran ciclón sino como una tormenta tropical. Por el contrario, Beryl azotó la región con una categoría 4 debido a lo que la Organización Meteorológica Mundial (OMM) calificó como una ‘explosiva’ evolución.
De acuerdo con la información del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés) Emily llegó a Tulum, Quintana Roo, de madrugada: eran poco más de las 2:00 de la mañana cuando impactó en la región con vientos máximos sostenidos de 215 km/m (es decir, en categoría IV).
Luego, cruzó la Península de Yucatán en donde se debilitó, sin embargo, esto no fue de gran ayuda, pues logró reincorporarse al Golfo de México en donde volvió a ganar potencia, fue así como alcanzó las costas de Tamaulipas como un huracán categoría 3.
En el caso de Beryl, tras golpear con fuerza las islas de Carriacou, Granada, el ciclón continuó con su avance sobre el mar del Caribe, en donde, gracias a sus cálidas aguas, logró alcanzar la categoría 5, por lo que se convirtió en un huracán potencialmente catastrófico.
Al seguir su trayecto por el Caribe, disminuyó su intensidad, según informó el NHC. Dadas las características del desplazamiento, así como los pronósticos, se prevé que Beryl tome una trayectoria similar a la de Emily en territorio mexicano.
“Se esperan vientos destructivos, una marejada ciclónica peligrosa y fuertes lluvias sobre porciones de la Península de Yucatán y Belice a partir del jueves [4 de julio]”, destacó la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense (NOAA, por sus siglas en inglés).
Pese a que los caminos de ambos huracanes podrían ser similares, se prevé que Beryl pierda intensidad antes de acercarse a México, por lo que podría golpear las costas con una categoría 2, como reportó la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
La historia de 'Gilberto'
Beryl y Gilberto comparten menos similitudes en comparación con el caso anterior, de hecho, de acuerdo con el meteorólogo de Multimedios, Abimael Salas, Gilberto llegó a ser cuatro veces más grande en comparación con el huracán actual.
No obstante, también forma parte de la lista de antecedentes de grandes huracanes que han impactado en la región del Caribe, además, dado el panorama actual, ambos forman parte de la lista de ciclones más potentes que han afectado a Jamaica.
El país insular caribeño se preparó para el impacto, las fuerzas armadas se movilizaron por el territorio con el fin de “prevenir saqueos y otros delitos”, así como para ayudar con el socorro en caso de desastres, tan pronto pase el huracán”, como detalló el ministro jamaiquino, Andrew Holness horas antes de la llegada de Beryl.
Gilberto por su parte, tiene un legado en la isla: ha sido uno de los huracanes más poderosos en su historia, terminó con la vida de al menos 26 personas y dejó a más de 500 mil sin hogar. Además, hasta el día de hoy sigue siendo el segundo ciclón más intenso registrado en la cuenca atlántica.
Tanto la velocidad de su formación, periodo y la trayectoria que siguieron ambos huracanes son distintas: Gilberto se formó en septiembre, un periodo más típico para la consolidación de potentes ciclones, Beryl por el contrario, se considera poco común, no solo por el período de formación —es decir, finales de junio y principio de julio— sino también por la velocidad con la que se convirtió en un gran huracán.
Además, el gran ciclón logró fotalecerse una vez que estuvo más al oeste de su lugar de origen. El huracán Gilberto pasó cerca de la ciudad de Monterrey, en Nuevo León, antes de girar hacia el norte, fue así que alcanzó territorio estadounidense: en septiembre ocasionó fuertes lluvias en suelo texano, y continuó su trayectoria hacia Oklahoma. Finalmente, se volvió extratropical sobre el lago Míchigan el 19 de septiembre.
Hasta la mañana de este 04 de junio, permanece la incertidumbre sobre la trayectoria e intensidad con las que Beryl podría llegar al oeste del Golfo de México y el sur de Texas, sin embargo —y según el último reporte del CHN— "independientemente de la trayectoria exacta, las corrientes marinas podrína causar condiciones de playa que amenzan la vida".
LHM