Científicos suecos encontraron restos bien preservados de la piel de un ictiosaurio, un reptil marino que vivió hace 180 millones de años y que tiene un aspecto semejante a algunos cetáceos, según describe un estudio publicado en la revista Nature.
Las muestras comprenden tanto las capas externas como las interiores de la piel, incluida una sección de grasa subyacente, así como restos de pigmentación, lo que permitió inferir a los investigadores que esas criaturas marinas eran probablemente de sangre caliente.
La comunidad científica cree desde hace tiempo que los ictiosaurios compartían esa característica con los actuales mamíferos, pero la dificultad para detectar fósiles bien conservados hacía difícil confirmarlo.
El estudio de Johan Lindgren y su grupo de la Universidad de Lund sugiere que los ictiosaurios evolucionaron a partir de estrategias similares a las de los actuales cetáceos para adaptarse a la vida marina.
Los restos que encontrados contienen pedazos de piel que todavía muestra cierta flexibilidad e incluye capas de la dermis y la epidermis.
La grasa que se detectó por primera vez bajo la piel del ictiosaurio es una característica que comparte también con los mamíferos, un rasgo que protege del frío, ayuda a la flotabilidad y actúa como almacén de nutrientes.
La pigmentación detectada indica que la piel del saurio marino era más oscura en la parte superior del animal y más clara en la inferior.
Ese patrón de coloración se encuentra en diversos seres vivos que lo utilizan como camuflaje, para protegerse de la radiación solar y como ayuda a la regulación de la temperatura corporal.
RL