Padecer un mal renal puede llevar a la muerte de no tratarse la enfermedad en forma adecuada, pero si a este riesgo se le suma un contagio de coronavirus, la persona queda doblemente vulnerable.
En dos años de pandemia, 692 tamaulipecos que luchaban contra un padecimiento renal perdieron la batalla luego de contagiarse del virus SARS-CoV-2.
El 8.79% de las personas que han fallecido por covid-19 en la entidad enfrentaba una enfermedad renal al momento de infectarse, de acuerdo con información de la Secretaría de Salud federal.
Se trata de aquellas patologías que afectan al correcto funcionamiento de los riñones, los cuales purifican la sangre y el organismo a través de la orina expulsando los desechos y sustancias potencialmente nocivas, por lo que su función es básica.
Constituye la cuarta comorbilidad más importante en la estadística de muertes por coronavirus; la primera es la hipertensión arterial con el 51.37%, seguida por la diabetes mellitus 43.95% y posteriormente la obesidad 24.13%. Algunas de las víctimas tenían más de una a la vez.
Se considera que un 80% de la enfermedad renal es consecuencia de padecimientos crónico degenerativos precisamente como la diabetes e hipertensión y también se debe al proceso de envejecimiento de la población, sin embargo puede afectar a personas de todas las edades, y tampoco respeta condiciones económicas ni sociales.
Un padecimiento renal puede empezar incluso con una infección de las vías urinarias, ya que se convierte en abscesos renales en personas que viven con enfermedades crónicas como diabetes.
Hasta la primera quincena de febrero de 2022, el Boletín Epidemiológico de la Secretaría de Salud daba cuenta de 11 mil 433 nuevos casos de este tipo de infecciones en Tamaulipas, en donde los pacientes fueron 80% mujeres.
La causa más común de estas infecciones es el sobrecrecimiento de las bacterias benignas que se encuentran en el tracto urinario. De no atenderse correctamente o generar resistencia a los medicamentos, estos microorganismos pueden migrar al riñón y convertirse en un absceso renal.
Sin embargo, no todos los síntomas irritativos son infecciosos, por lo cual es necesario realizar los estudios pertinentes para diagnosticar oportunamente la enfermedad.
La sintomatología es: ardor, dolor, frecuencia y dificultad al orinar, y en algunos casos sangrado. Este último es una señal de alarma que puede llegar a indicar hasta cáncer en el tracto urinario.
Los síntomas pueden confundirse
Como medidas de prevención serecomienda: una adecuada higiene, no aguantar las ganas de orinar; beber abundantes líquidos; evitar el consumo de bebidas irritantes como los refrescos, el café y el alcohol y la automedicación.
Al inicio de la enfermedad, los síntomas pueden confundirse con otros trastornos pero abarcan:
-Pérdida de peso sin razón aparente-Fatiga
-Malestar general
-Dolor de cabeza
-Náuseas
La pandemia vino a complicar la espera para los enfermos renales que anhelan un trasplante de riñón. Don Luis, residente de Ciudad Mante, Tamaulipas cuenta que de por sí ya era difícil, pero ahora es casi imposible, por lo que solo espera un milagro y no pierde la fe.
Y es que los protocolos que se deben cubrir duraban hasta dos años, lapso que se ha duplicado, porque la contingencia sanitaria primero puso en pausa la procuración de órganos y actualmente fluye muy lentamente.
Los enfermos renales, sabiéndose vulnerables, han vivido la pandemia prácticamente encerrados en sus casas y muchos de ellos con desánimo. Aún antes de la crisis sanitaria enfrentaban un calvario, tan es así que una alumna de contabilidad de la Universidad Autónoma de Tamaulipas en Ciudad Victoria, llevó al Congreso del Estado una iniciativa para incorporar los padecimientos renales en el catálogo de enfermedades que la Secretaría de Salud debe atender como prioritaria.
Y es que este mal es la tercera causa de muerte entre los tamaulipecos, dato que la jovencita, quien debe dializarse debido a esta enfermedad, sustentó con estadísticas oficiales. Así, una estudiante de 20 años, fue a decirle a sus legisladores lo que tenían que hacer, transformó una necesidad personal en una iniciativa de ley, para prevenir y atender un padecimiento que muchas familias no pueden tratar por su alto costo.
Epidemia del siglo XXI
La enfermedad renal se ha convertido en un problema de salud pública a nivel mundial y se puede considerar como una de las epidemias del siglo XXI. Actualmente existe un incremento de pacientes estimado en 35 mil en todo el sistema de salud en el país, sostuvo en entrevista el médico nefrólogo, Luis Villegas.
Subraya que el riñón es el órgano de mayor demanda en México y en el mundo y justo el 10 de marzo se conmemora el día mundial de este órgano, fecha en la que se exhorta a hacer conciencia sobre su cuidado.
El especialista señala que aunque el 95% de la población tiene acceso al primer nivel de atención, solo el 61% cuenta con apoyo institucional y oportunidad de tratamiento de diálisis, por lo que el 39% que corresponde a la población económicamente más desfavorecida queda desprotegida.
“La falta de detección y de intervenciones oportunas favorece la progresión de la enfermedad renal, discapacidad y muerte prematura, con un impacto negativo en la economía nacional”.
El covid impactó todos los sistemas de salud y se estima que una de cada tres personas que ingresaron al hospital por esta causa, desarrollaron una disminución repentina de la función renal.