El primer amanecer de la primavera trae con los primeros rayos del Sol uno de los fenómenos arqueo-astronómicos más importantes del Mundo en las antiguas ruinas de Dzibilchaltún, en Merida, Yucatán, cuyo significado es "donde hay estructuras sobre piedras planas".
- Te recomendamos ¿Cómo reciben el equinoccio de primavera en otros países? Cultura
El fenómeno del equinoccio coincidió con la Súper Luna. Hace 19 años fue la última vez en que había sucedido ambos acontecimientos.
El satélite natural se vio esplendoroso mientras amanecía, lo que, según señaló Diana, una joven que participa en ritos mayas quien tiene decendencia indígena de Nayarit, dijo que el suceso "nos recuerda el equilibrio entre la luz y la oscuridad, como el equinoccio que dura lo mismo el día y la noche para recordarnos ese orden".
Cabe destacar que es un legado científico que dejaron los Mayas a través de sus construcciones que mezclaban con sus estudios astronómicos para plasmarlos de una manera única.
Cientos de personas del país y de varias del mundo, en su mayoría vestidos de blanco, se dan cita desde la madrugada para admirar el acontecimiento. Los rayos del astro rey comienzan a aparecer por el oriente y van llenando la puerta y ventanas del llamado "Templo de las Siete Muñecas", hasta resplandecer justo exactamente en el centro. El espectáculo indicaba a los mayas el cambio de estación, el equinoccio de primavera, el cual también se repite en otoño.
Antes del alba, en la entrada del lugar, un pequeño grupo de personas realiza un rito maya para purificar la energía de algunas de las personas que se dan cita en este lugar que llama al olfato con el aroma a incienso y copal, así como al oído con el sonido del caracol.
Detrás de las ruinas el cielo se empieza a pintar de tonos rosados, azules y dorados, para darle pie al rito de la salida del Sol. La luz comienza a darse paso para iluminar el pequeño centro ceremonial maya que, de acuerdo con los especialistas, tuvo su época de mayor esplendor entre los años 600 y 1000 d.C.
Los cientos de visitantes levantan las manos como un rito para recibir los rayos del Sol, el fenómeno solo dura minutos, poco tiempo, pero el recuerdo perdurará siempre.
Según cifras de la Secretaria de Fomento Turístico del estado, el número de visitantes fue mayor este año respecto al anterior: en 2018 hubo alrededor de mil 200, mientras que éste rondó los mil 800.
Cabe destacar que estos fenómenos únicos suceden tanto el 21 de marzo como de septiembre, pero también pueden apreciarse un día antes y uno después del equinoccio, por lo que las personas tienen la oportunidad de disfrutarlo en más de una ocasión, destacó la Secretaría de Fomento al Turismo (Sefotur) de Yucatán.
El organismo también hizo una invitación a visitar el estado para lo cual se abrieron cuatro nuevas rutas por Volaris, que son Chihuahua, Hermosillo, Tijuana y Oaxaca.
epc/RL