Fue un momento tenso y al mismo tiempo de mucha emoción. Los dos hombres vestidos de blanco con escafandras de diseño futurista levantaron los pulgares en señal de que todo estaba listo.
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Cinco, cuatro, tres, dos, uno, cero: en medio de un ruido ensordecedor y una humareda, Estados Unidos hizo historia ayer. A las 16:22, hora de Argentina, se concretó finalmente el lanzamiento del cohete de la compañía SpaceX, del empresario Elon Musk.
Partió con dos astronautas estadunidenses al espacio desde el Cabo Cañaveral de Florida. Se trata de la misión tripulada más peligrosa y de alto nivel confiada por la NASA a una empresa privada, y el posible inicio de una era de vuelos comerciales al más allá.
Seguido por las redes sociales minuto a minuto y desde el sitio de la NASA, algo impensado cuando la carrera espacial comenzó hace más de medio siglo, el clima casi le pone un freno nuevamente a la misión hacia la Estación Espacial Internacional, el centro de investigación que orbita a 400 kilómetros sobre el nivel del mar a 27 mil kilómetros por hora.
El miércoles, en medio de una tormenta eléctrica, el primer intento había fracasado. Pero esta vez pudo concretarse. El clima no era solo monitoreado sobre el Kennedy Space Center de Florida, sino que también se tuvo en cuenta cómo estaba en el Atlántico, donde debía caer la cápsula en caso de emergencia. Apenas siete minutos antes de la hora señalada se dio la luz verde para el lanzamiento.
En medio de una enorme expectativa, el ascenso se produjo sin complicaciones hasta los 200 kilómetros de altura, cuando los propulsores de la nave entraron en funcionamiento. Doce minutos después del despegue, la cápsula Crew Dragon se separó completamente de la segunda parte del cohete Falcon 9 y puso rumbo a la Estación Espacial Internacional, adonde debe llegar 19 horas después del lanzamiento, y donde los astronautas pasarán entre seis y 16 semanas realizando investigaciones técnicas y científicas antes de volver a la Tierra. A las 16.35, la cápsula ya estaba en órbita sin problemas.
Luego de que se separara la cápsula con los astronautas, el cohete Falcon 9 aterrizó en la plataforma “Por supuesto todavía te quiero” en el océano Atlántico. Fue un día intenso. Poco antes, Bob Behnken (49 años) y Doug Harley (53) llegaron al cohete a bordo de un automóvil eléctrico de la firma del multimillonario emprendedor Musk, dueño de Tesla.