La integración de la Sociedad Mexicana de Microbiota (SoMeMi) por parte de científicos, pediatras, infectólogos, dermatólogos, gastroenterólogos y la industria farmacéutica, contribuirá a generar conocimiento, investigaciones y estrategias para modular los factores que intervienen en el desarrollo de enfermedades crónicas y degenerativas, que alteran el sistema nervioso e inmunitario de cada individuo.
“Comportamientos, salud, digestión, crecimiento, desarrollo, talla, todo tiene que ver con la microbiota intestinal.
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“El 95 por ciento de nuestra microbiota es la responsable de que nuestro cerebro, de que nuestro comportamiento, funcione de manera distinta a los demás individuos”, explicó Ana Terea Abreu y Abreu, gastroenteróloga y neurogastroenteróloga, vicepresidenta de SoMeMi, durante la presentación.
Detalló que la microbiota está modulada por distintos aspectos como la genética, pero “depende de dónde nacemos. Si nacemos en zonas rurales o nacemos en las grandes ciudades, la vamos a ir modulando. Esa microbiota es cambiante. Va a tener periodos de transición. Y también la vamos a agredir de múltiples formas, con antibióticos, con dietas pobres, con nulo ejercicio”, explicó Abreu y Abreu, gastroenteróloga y neurogastroenteróloga.
Rodrigo Vázquez Frías, gastroenterólogo y nutriólogo pediatra y presidente de SoMeMi coincidió con Abreu y Abreu que, a través de esta sociedad integrada, por ahora, con un centenar de profesionales de la salud de diferentes especialidades, se generará una mayor divulgación de la microbiota, la cual no sólo está en el intestino, sino también en la vía respiratoria y en área genito-urinaria.
“Llevamos décadas estudiando la microbiota y cómo se vincula con los procesos de salud y enfermedad del ser humano, en particular, nos interesa conocer la microbiota de los mexicanos y qué cambios está experimentando de acuerdo con nuestros hábitos, contexto y desarrollo”.
Cada vez hay mayor evidencia científica, explicaron los especialistas, del impacto que tiene la microbiota intestinal en la fabricación y absorción de nutrientes, vitaminas, minerales y de hierro; en la fermentación de carbohidratos en el intestino, fuente de energía y diversas funciones del organismo.
Sarbelio Moreno Espinosa, infectólogo pediatra y vocal de SoMeMi, refirió que la microbiota intestinal sintetiza la vitamina K que sirve para la coagulación; receptores para hormonas gastrointestinales, enzimas y ayuda al metabolismos de las sales biliares (se sintetizan en el hígado) y se segregan al intestino delgado, para el procesamiento de la fracción grasa de los alimentos.
“Una embarazada que usa antibióticos y tiene a su bebé puede afectar al recién nacido en el mismo momento de expulsarlo vía natural. No estoy en contra de los antimicrobianos (agentes que matan las bacterias peligrosas) pero ahora estamos abusando de ellos y, aunque la mayoría de las infecciones son virales, se siguen prescribiendo.
“Cuando se tienen gérmenes en la boca, se usan antibióticos que mata a 50 estreptococos, de los cuales solo uno era el causante de la infección. Cuando barremos la microbiota de la boca, se fomenta el crecimiento del llamado Streptococcus mutans que es el más resistente y suele incorporar azúcares de la dieta al esmalte dental, propiciando las caries.
También, explicó que durante los baños se puede llegar a lesionar la piel por el uso de estropajos, causando daño a la microbiota de la piel. “Es sumamente importante considerar que hay microbios protectores, que nos ayudan a nuestro organismo y cuerpo a enfrentar organismos peligrosos”, aseveró.
En la presentación de la sociedad se encontraba Pedro Gutiérrez Castrellón, director científico del International Scientific Council For Probiotics, quien demostró, en un estudio clínico recién publicado, que el uso de probióticos redujo la carga viral, las hospitalizaciones y posibilidad de muerte entre adultos con prueba de PCR positiva a SARS Cov-2, captados en el Hospital General Manuel Gea González, de la Ciudad de México.
La microbiota también produce serotonina y dopamina. Se trata de neurotransmisores del sistema nervioso que producen placer y felicidad, regulan el sueño, el hambre, la temperatura, los estados de ánimo, la función sexual.
La falta de dopamina, por ejemplo, altera la memoria, el aprendizaje y la concentración, causa insomnio, eleva la sensibilidad al dolor, inhibe el deseo sexual. Hay pacientes con déficit de dopamina que desarrollan enfermedades neurodegenerativas como es el Parkinsón.
Por ello, comentaron, resulta de gran relevancia de que SoMeMi congregue a expertos de las diferentes áreas de la salud para “modular la microbiota intestinal” y, con ello, evitar, en lo posible, alteraciones que derivan en enfermedades inflamatorias, incluyendo las afecciones pulmonares, asimismo, en desequilibrios en las barreras intestinales que lleguen a causar procesos cancerígenos en el colon.
“Ante el creciente conocimiento e información de la microbiota en diversas áreas de investigación, de vinculación con la fisiopatogénesis de distintas enfermedades, y frente a la potencial modulación de la misma con probióticos, prebióticos, sinbióticos, postbióticos, dieta, estilo de vida, se organiza y funda esta sociedad conformada por investigadores y clínicos de diversas ramas o especialidades médicas para educar y difundir el conocimiento”, subrayó Abreu y Abreu.
La microbiota ayuda a mantener una salud integral. Mejora las defensas del organismo, ayuda al proceso de desinflamación de las vías respiratorias, controla la sintomatología de problemas digestivos, y mantiene la salud del individuo.
Los expertos consideraron esencial ampliar el conocimiento de la microbiota no sólo intestinal, sino también de la conjuntiva, dermatológica, urinaria, respiratoria y de otras áreas para elevar la calidad de vida de los mexicanos.
lp