Un grupo de científicos chinos realizó un descubrimiento insólito: los restos más antiguos de espermatozoides de los que se tienen constancia, que se remontan al Cretáceo, hace unos 100 millones de años. Además, este esperma fosilizado es cuatro veces mayor que el humano.
El hallazgo ocurrió en el interior de una hembra de un minúsculo crustáceo que quedó atrapada en el ámbar en Myanmar; el espécimen pertenece a una especie hasta ahora desconocida y ha sido nombrada como Myanmarcypris hui, de la clase de los ostrácodos, señala la investigación publicada en el diario científico Proceedings of Royal Society B.
Entre los restos hallados en ámbar, los investigadores localizaron una hembra en cuyo tracto reproductivo se encontraron células espermáticas gigantes, lo que le convierte en el fósil más antiguo en el que se han identificado de forma concluyente células de esperma.
"No sabemos por qué pero el esperma debe ser muy funcional, de otra forma la selección natural habría eliminado los trazos", explicó al portal de noticias Sixth Tone uno de los responsables de la investigación, Wang He, del Instituto de Geología y Paleontología de Nankín.
Los ostrácodos han existido durante 500 millones de años y se han descrito miles de especies modernas, por lo que encontrar caparazones fosilizados de estos crustáceos no es algo raro.
Sin embargo, los especímenes hallados ahora, al estar conservados en ámbar, permitieron conocer detalles de sus órganos internos, incluidos los reproductivos.
Así, fueron analizados con la ayuda de reconstrucciones de rayos X en 3D asistidas por ordenador y las imágenes revelaron detalles sorprendentes de la anatomía de estos animales, desde sus diminutas extremidades hasta sus órganos reproductivos.
En una de las hembras, los investigadores hallaron esperma maduro, que fue descubierto en los receptáculos donde este se almacenaba después de la cópula, a la espera de ser liberado cuando los óvulos de la hembra maduraran.
grb