En México, más de un millón de personas padecen de esquizofrenia, un trastorno mental caracterizado por la distorsión de percepciones y emociones, el cual puede ser provocado por un primer episodio de psicosis que surge derivado de las disposiciones genéticas, enfermedades neurológicas así como la unidad de factores en un “límite critico” de estrés y abuso de drogas y alcohol.
La esquizofrenia es una enfermedad que suele debutar en la juventud y frecuentemente en los hombres de 15 a 25 años. De acuerdo con el médico neuropsiquiatra Jesús Ramírez Bermúdez, la psicosis deriva del trastorno en el metabolismo de sustancias mensajeras: dopamina y serotonina. Mismas que sufren alteraciones cuando se consume alcohol, cocaína, y otras anfetaminas, debido a sus capacidades adictivas al activar los centros del placer del cerebro.
De tal forma que cuando los niveles de las sustancias se disminuyen en las regiones cerebrales, se presentan los síntomas de esquizofrenia como la falta de energía y reducción motivacional. Consecuentemente, la reducción de interés por relacionarse con otras personas, aislamiento social y dificultades para realizar actividades placenteras.
En este sentido, el especialista urgió la atención de los primeros cuadros psicóticos que pueden presentarse a través de los delirios, las alucinaciones, la desorganización conceptual, el malestar, la disfunción social, los problemas de conducta y cambios intelectuales en la memoria y atención. Pues el tratamiento temprano puede ser clave para evitar complicaciones graves.
Este tratamiento farmacológico de antipsicóticos es vital para controlar los síntomas positivos, especialmente dentro de los cinco años posteriores al primer episodio agudo, ya que en esta etapa ocurren la mayoría de cambios neurológicos relacionados con el trastorno mental.
Tratamiento a tiempo evita hasta 10 veces la recaída de un paciente
De acuerdo al médico psiquiatra Raúl Escamilla, no existe cura para la esquizofrenia, pues tres cuartas partes de las personas que se les ha diagnosticado, experimentan una recaída y aproximadamente una quinta parte tendrán síntomas a largo plazo y discapacidad. No obstante, el recibimiento de un tratamiento a tiempo logra tener 10 veces menos recaídas en comparación a un paciente que no lo recibe.
César David Arévalo, tenía 10 años cuando su mamá mostró los primeros síntomas de esquizofrenia que se agravaron con la muerte de su abuela. David acudió con uno de los cerca de 5 mil especialistas en salud mental con los que cuenta México para atender a un millón de personas.
La consulta con el médico psiquiatra en Monterrey diagnosticó esquizofrenia, por lo que su madre tenía que asistir a revisiones constantes y tomar de siete a ocho medicamentos para controlar los síntomas.
“Al principio era difícil porque mi mamá no quería ingerir los medicamentos y no aceptaba que estaba enferma”, comentó David en el encuentro del 2do Lunbeck Mental Health Press Day 2022.
Tras los descuidos por la falta de toma de los antipsicóticos, su madre cayó en dos recaídas más que provocaron su hospitalización en la capital nuevoleonés. Además se enfrentaba a los estigmas sociales y discriminación, así como los estragos económicos que provocó la compra de los medicamentos para consumo diario.
“Yo me preguntaba si comemos o compro el medicamento. A veces tenía que mediar y disminuir las dosis”, se cuestionaba Sánchez, aunque sabía que la disminución de tratamiento también provocaba el incremento de síntomas de las enfermedades.
Sánchez sostiene que el apoyo para los trastornos mentales debería de ser prioridad para el gobierno actual pues el padecimiento trae consecuencias sociales, económicas y desgaste físico para los familiares, por lo que se necesita una colaboración activa entre los órganos de gobierno para lograr el progreso de los enfermos.
“Al final te das cuenta que falta apoyo y seguimiento a la salud mental de México, porque no veo que el gobierno vea como prioridad estos temas. Creo que deberían priorizar un sistema de salud mental”, destacó.
ledz