Una fuerte explosión de señales de radio que proviene de algún lugar dentro de la Vía Láctea fue detectada por el radiotelescopio canadiense CHIME el pasado 28 de abril, según el informe publicado en The Astronomer's Telegram, puede tratarse de una explosión rápida de radio (FRB) en nuestra propia galaxia, un hecho único que puede facilitar la resolución del misterio sobre el origen de estos misteriosos eventos cósmicos.
Los FRB son pulsos rápidos de ondas de radio fuertes que han sido detectados por los observatorios de radio de todo el mundo; el primero se registró en 2001. Desde entonces, se han captado muchos más, la mayoría no repetitivos y procedentes de distintas partes del universo, pero los científicos no han podido para explicar su fuente ni su origen.
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En los últimos años, muchos en el campo han especulado que son generados por magnetares, un tipo especial de estrella de neutrones con un campo magnético inusualmente fuerte. Pueden generar ondas de radio, sugirieron los investigadores, cuando el equilibrio entre su campo magnético y su fuerza gravitacional conduce a temblores súper fuertes seguidos de destellos de magnetar masivos.
Hasta la fecha, las señales de radio que se han observado provienen de una fuente que estaba tan lejos que era imposible saber si estaban siendo generados por magnetares, y mucho menos por sus fuertes terremotos. Sin embargo, la nueva y potente ráfaga de radio provenía de un magnetar identificable (SGR 1935 + 2154), lo suficientemente cerca como para que los investigadores de los observatorios de radio también midieran la contraparte de rayos X de la explosión, algo que antes era imposible con los FRB.
Según The Astronomer's Telegram, los informes iniciales, procedentes del radiotelescopio canadiense CHIME, sugieren que la intensidad del estallido de radio fue lo suficientemente fuerte como para tratarse de una señal de radio. Las emanaciones de rayos X tampoco fueron particularmente fuertes, pero su existencia sugiere que puede haber más información para estudiar en otros FRB previamente registrados.
Hasta el momento se desconoce el origen de las extrañas señales que se reciben en el planeta desde hace años y procedentes de distintas partes del universo.
lnb