Ángel Manuel Juárez, presidente de la Asociación Mexicana para el Estudio y Tratamiento del Dolor (AMETD), advirtió que el sector salud se enfrenta a una escasez de fentanilo para uso médico, lo que pone en riesgo a pacientes con dolores fuertes u oncológicos.
En entrevista para MILENIO Televisión, el experto aclaró que el fentanilo es una droga de gran potencia, 100 veces más potente que la morfina, la cual tiene mucha utilidad para el dolor postquirúrgico, por cáncer y, en algunas ocasiones, cuando éste no se puede controlar.
“Una estadística, que ahora no la tenemos, lo que si contamos es con encuestas que se han realizado por medio de la coordinación de delegados de la asociación, donde se ha reportado no nada más desabasto de fentanilo, sino desde hace tiempo de otros opioides como es la morfina y la oxicodona”, señaló.
El especialista explicó que se trata de un “efecto dominó”, puesto que al haber escasez de un opioide y, por necesidad de los pacientes, se rota a otro medicamento, cuando a veces no es la mejor opción, y la demanda de los sustitutos aumenta y también comienza a existir el desabasto.
Según la encuesta de la AMETD, el 15 por ciento de los centros médicos no contaban con fentanilo inyectable en algunas entidades del país, pero esta carencia también se puede observar en otras presentaciones del opioide, como la subdérmica y la transmucosa, que se utiliza para dolor oncológico.
Juárez destacó que el fentanilo que se emplea en el área médica es diferente al que se usa de manera ilegal, “son cosas completamente diferentes”.
“De momento, el fentanilo por vía inyectable de uso médico es una opción muy segura, muy económica, que habitualmente es utilizada desde hace décadas por todos los médicos que son anestesiólogos y que, es importante mencionar, no es la causa del problema”, remarcó.
Aclaró que mientras que el fentanilo que ha generado una crisis de adicciones en Estados Unidos es fabricado Ilícitamente en laboratorios clandestinos y no tiene nada que ver con el que sutiliza en los hospitales, el cual la mayoría de las veces es importado a México.
Y, aunque no descartó que exista la posibilidad de que alguien utilice el medicamento que prescribe un médico para hacer mal uso de él, los casos son menores. Incluso, destacó que México es uno de los países con el menor consumo de opioides en Latinoamérica; “nuestra crisis de opioides es diferente”.
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“Nosotros tenemos dificultad para conseguir opioides que se refieren para tratar y dar calidad de vida a los pacientes con cáncer. Da miedo que el opioide no se pueda conseguir posteriormente, y a veces empiezan a acaparar algunas personas el medicamento”, agregó.
Esto, a su vez, podría generar que el medicamento sea traficado a través de un mercado negro, lo que supone un riesgo, ya que “es importante que los pacientes tomen solamente dos medicamentos prescritos por su médico y que lo adquieran en farmacias”, dijo. Sin embargo, celebró que los especialistas de la salud hagan un uso controlado y limitado de opioides para tratar a los pacientes, “siempre buscamos opciones”.
LP